Prioridades IV

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—Vamos a ver cuánta confianza les tienen sus hijos... —sonrió la instructora, se acercó hasta la piscina viendo a todos y justo en la orilla se detuvo. —Primero, uno de los padres se meterá al agua y llamará a su hijo, su hijo tendrá que meterse al agua e ir hacia ustedes. —dijo animada, cabe destacar que todos los niños ahí presentes eran de 3 años hacia atrás, era muy raro el menor que supiera nadar lo que significaba que ninguno de ellos sabía nadar.

—¿Quién va primero? —cuestionó Howard desde la orilla de la piscina.

—Yo iré primero y luego vas tú. —Jarvis sabía exactamente lo que pasaría es por eso que se ofreció hacerlo primero, para darle valentía a su hijo de que no hay por qué tenerle miedo al agua, bueno, Tony no le tenía miedo si tocaba suelo, se metió al agua y se dirigió hacia la mitad de la piscina.

—Muy bien, niños, es su turno. —cada vez la instructora estaba más animada. —¡Papás, llamen a sus hijos!

Y así todos los adultos llamaron a sus hijos, unos eran temerosos pero lograban meterse al agua, otros se echaron a llorar y algunos dudaban de meterse o no.

—Ven acá, cariño. —le dijo Jarvis al castañito con una sonrisa. —Sé que puedes hacerlo... —y sin que pasara mucho tiempo, Tony se aventó al agua y en un vago intento de nadar y con ayuda de sus flotadores llegó hasta Jarvis. —¡Bien hecho, campeón! —abrazó al pequeño.

—¡Papi Javis! —festejó el pequeño Tony.

—Muy bien, ahora regresen a la orilla que es turno del siguiente. —habló la instructora.

En eso Howard se metió al agua y de dirigió a la mitad de la misma, observó como el menor lo veía desde la orilla esperando a que la mujer hablara. —Tu puedes hacerlo, Tony... —se escuchó el silbato de la instructora y los niños repitieron la acción anterior.

El menor de los Stark veía a su padre en el agua, escuchaba como lo llamaba oara que se acercara pero algo dentro de sí le decía que no se metiera al agua. —No quiero...

—¿Qué? —se confundió Howard. —Vamos, Tony, el agua está a muy buena temperatura... Vamos a jugar... —con su manó golpeó suavemente el agua.

Tony sin pensarlo mucho se dio media vuelta y se fue corriendo hacia Jarvis, abrazó sus piernas mientras comenzaba a llorar. —¡Papi Javis, tengo miedo!

—No pasa nada... —Se agachó y cargó en brazos a su hijo. —Vamos, Tones... No pasa nada... Solo es agua... Calma... —lo abrazó.

Howard se quedó de piedra en el agua, todos los niños ya habían nadado hasta sus padres y él era el único que se había quedado solo.

Observó como Jarvis lo veía y negaba a la vez, después notó como un señor se le acercaba para hablarle. —Vaya... Su hijo no debe de confiar en usted...

Howard frunció el ceño, no le gustó que un desconocido le dijera la verdad. —¿Y a ti qué te importa? —su marido siempre se lo había dicho y ahora entendía a qué se refería.

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora