19: Volvió.

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[Día siguiente...]

Ayer subí, me bañé, traté de relajarme lo cual no fue posible, y me acosté a dormir así, temprano y sin comer, recuedo que Kylie me dijo para comer pero, le dije que no, y me dormí toda tensa lo cual es responsable de mi dolor muscular hoy. Cuando me levanté, de nuevo sentí ese olor a café en mi cuarto, desde hace un mes ha estado oliendo así por las mañanas, excepto el día que Carlos se emborrachó.

Me encuentro comiendo cereal en el mesón de la cocina revisando mi celular, Victor salió a hacer un curso intensivo de Producción musical, Kylie se fue al Centro Comercial para distraerse un poco ya que está aburrida sin Nelson, aunque no lo diga, yo lo sé.
Nelson está durmiendo y Carlos en su cuarto, sé que no está durmiendo porque salió a ejercitarse.

Estaba hablando por chat con Jack cuando...

—Buenos días.—Dijo Carlos terminando de bajar las escaleras.

Mi mirada recorrió todo su cuerpo, tiene un suéter blanco que se amolda a cada uno de los tonificados músculos de sus brazos, una gorra roja de la que salen unas que otras hebras de cabello húmedas por la ducha que supongo se dio, un short negro que resalta sus piernas, a pesar que tiene unas canillas flaquitas y patas de chiquicuilote están tonificadas también, y unos zapatos negros.

¿Por qué después de lo de ayer sigo detallandolo así?

—¿Qué te está pasando Skyler?—Me reprendí mentalmente.

—Eran buenos.

—Carlos suspiró, pasó detrás de mi y se sirvió de lo mismo que yo estaba comiendo, puso el plato en frente de mi y subí mi mirada hacia él. —¿Puedo comer contigo?—Casi pidió permiso con un tono de voz suave.

—¿Por qué quisieras comer conmigo?—Alcé una ceja.

—No me gusta comer solo y en esta casa no hay nadie con quien pueda comer aparte de ti.

—¿Por qué debería aceptar?

—Rodó los ojos.—¿Si o no?

—Está bien, total, esta casa es de todos, pero, te callas, no me amargues el desayuno también.

Él asintió y se sentó frente a mi, seguí comiendo al igual que él y el silencio que nos abordó era pesado e incómodo.

—Oye—Rompió el silencio.—Con respecto a lo de ayer...—

—Ya me quedó claro, lograste lo que querías porque yo te lo permití, me usaste. Está bien, no menciones más el tema que me altero y no quiero que dañes el desayuno, Carlos.

—No es eso, quiero pedirte disculpas nuevamente, es que no sé que me pasa y digo cosas impulsivamente, hay veces en las que soy conciente de lo que digo, porque no nos llevamos bien, pero, hay otras veces que no, y ayer fue el caso.

Y se disculpó de nuevo. No entiendo qué está mal con nosotros.

Iba a responder cuando me entró una llamada, era de Kylie; contesté.

*LLAMADA.*
—Dímelo.
—¿Dónde quedó la niñita educada?—Dijeron detrás de la línea.
Oh, no.
—¡¿Dónde está Kylie?!—Me alteré inmediatamente.
No hay nada bueno que venga de ella.
Carlos me miró extrañado.
—Tranquila huérfana, con alterarte no ganas nada.
—¡¿Dónde tienes a Kylie, maldita sea?!
Es Jessica, ella volvió y tardó tanto en parecer de nuevo porque seguramente estaba planenado qué hacer.
—¡Si sigues alzando la voz...—
—¡¿QUÉ?! ¡¿QUE VAS A HACER?! TU PROBLEMA ES CONMIGO, DÉJALA A ELLA EN PAZ.
Carlos me miró algo preocupado.
—¡Que dejes de gritar o si no...—Escuché murmullos de Kylie, luego quejidos y finalmente sollozos.
¡No!
—Está bien, solo déjala, por favor.
—Así me gusta, huerfanita.—Casi la escucho sonreír con maldad.—Ahora, ven por ella.
—¿Dónde la tienes?
—Jessica me dio la dirección y es en el estacionamiento del Centro Comercial al que fue Kylie.—Te queda poco tiempo para venir y más te vale que vengas sola o tu primita muere.
—¡No le hagas n...—
*FIN DE LA LLAMADA*

Solo una venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora