46: Una parte de la historia.

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Me quedé viendo el cielo estrellado relajándome con el sonido de las olas llegando a la orilla, y pensamientos vinieron a mi.

¿Me gustó? Si.

¿Lo repetiría? Si.

Pero, él me lo dijo, desde que me vio me deseaba, él no sabe querer, y siempre me había buscado solo para encuentros sexuales, ¿Y si me vuelve a usar unas veces más y me deja? ¿Y si solo está actuando? ¿Y si esto ya lo hizo antes con las otras?

¡Malditas inseguridades!

Suspiré frustrada.

—Oye, ¿Qué pasa?—Me preguntó.

—Una brisa recorrió mi cuerpo y me ericé, seguidamente mis pezones comenzaron a endurecerse.—Nada importante.—Respondí indiferente.—Me levanté de la cintura para arriba para poder vestirme.

—Vístete y dime qué es lo que te pasa.—Se levantó de la cintura para arriba y comenzó a tomar sus prendas.

—Te dije que no me pasa nada.

—No me mientas Skyler, en cuanto termines de vestirte me dices.

Suspiré.

¿Debería decírselo? Bueno... somos novios ¿No? Debería haber confianza.

Luego de unos minutos y finalmente estar vestidos los dos, Gab comenzó a revisar la manta.

—Eras virgen ¿No?—Asentí sonrojándome.—No sangraste, que raro. ¿Te dolió?

—Solo ardió.—Sentí mis mejillas arder mucho más.

—Arrugó el entrecejo.—Extraño, pero, bueno. Ibas a contarme qué tienes, te pregunté que si querías hacerlo y me dijiste que si...—

—No es eso.—Lo interrumpí antes de que pudiese hacerse ideas erróneas.

—¿Entonces? Te escucho.—Dijo abriendo la canasta sacando dos copas y una botella.

—Bueno, es que... sabes que me dijiste que me deseabas ¿No?—Asintió destapando la botella.—Y nuestros encuentros más cercanos fueron mayormente sexuales ¿Cierto?—Volvió a asentir sirviendo vino en las copas que estaban sobre la bandeja.—¿Cómo saber si lo que sientes por mi es amor o solo deseo?

Paró de servir la suya de golpe, me miró examinando todo mi rostro, negó con la cabeza y siguió sirviendo.

Nerviosa comencé a jugar con mis dedos en mi regazo.

Gabo terminó de servirse, tapó la botella, la guardó y sacó dos hamburguesas junto a su respectiva ración de papas fritas y las salsas y las colocó encima de la bandeja, agarró el vino, lo agitó en círculos, lo olió un poco y bebió un largo sorbo.

—Bebe, Skyler.—Me ordenó fríamente.

Ahora estaba serio, que ánimo tan inestable tiene este hombre.

Un poco intimidada por su tono agarré la copa y bebí un sorbo sin despegar mi vista de sus ojos. Era vino de mora, es delicioso.

Nos quedamos viendo unos segundos y al fin habló.

—Vas a comer.—No era una pregunta.

—Oh si, gracias por preguntar.—Expresé sarcástica.

—Bien sabes que no pregunté, come.

—¿Ahora vas a decirme lo que tengo que hacer?—Alcé una ceja.

—Rodó los ojos notablemente fastidiado.—Come, Skyler.

Abrí la boca para replicar, pero, solo una mirada de advertencia de parte de él me bastó para bufar y empezar a destapar la hamburguesa.

—No pienses que vas a dominarme, como porque tengo hambre, nada más.

Solo una venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora