45: Primera vez.

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Al parecer aquello le tomó por sorpresa, sin embargo Gabo suspiró frustrado.

—Bien, entiendo, no quieres a alguien que no sepa de relaciones, pero, es que, jamás me han rechazado, y me siento, no sé... ¿Frustrado? ¿Decepcionado? No lo sé. ¿Me podrías dar una razón lógica?

Su rostro relajado de antes.

Su rostro feliz.

Todo eso había desaparecido.

Ahora era un sombrío Carlos Gabriel.

—Si.—Respondí.

—Okay, es que me siento raro, todas caían a mis pies, y tú eras diferente, por eso me gustaste, pero, sentía algo de conexión contigo, relamente era especial, pensé que era mutuo, y esto solo fue raro, extraño, y hasta triste podría decir, porque, bueno, no me lo esperaba, no esperaba un "No" como respuesta si te soy sincero, entonces explícame porqué no...—

—No...—Repetí interrumpiéndolo.

—...quieres ser mi novia.—Continuó.

—Si.

—¿Si qué?—Preguntó confundido.

—¿Cuál fue la última frase que dijiste?

—Dije muchas cosas, Skyler.

—Lo más reciente.

—Lo pensó por unos segundos.—¿Quieres ser mi novia?—Preguntó intentando descifrar si era eso confundido aún.

—Si.

—¡¿Si qué?!—Exclamó ya exasperado.

—¡Si quiero ser tu novia!—Reí.

Su cara fue un maldito poema, el poema más hermoso y gracioso del mundo, parecía impresionado y aliviado a la vez.

Y verdaderamente yo estaba dispuesta a intentarlo con él, no sabía si era lo correcto, no sabía si se podía, pero, ibamos a averiguarlo juntos, no sabía si esto estaba en contra de las reglas del amor,—Si es que existían dichas reglas.—pero, al carajo, ¡Las reglas son para romperse!

—Mierda, me asustaste, te lo juro.

—Lo sé.—Sonreí.

—¿Por qué hiciste eso?—Entrecerró los ojos fulminándome con la mirada.

—¿Sabes el jueguito que me hiciste ayer de "Si." y "No."?

—Asintió dudoso con el ceño fruncido, pero, luego pareció comprender.—Ay no, ¡Jugaste el mismo juego y caí! ¡No! ¡Injusticia!—Ríe.

—Yo lo veo muy justo, imbécil.—Le guiñé un ojo.

—Vamos a sentarnos.—Me indicó.

Nos dirigimos a la manta roja y nos sentamos frente a frente, yo dándole la espalda al mar.

—En serio me gustó este detalle.—Sonreí encantada.

—Y esto es sólo un fragmento de lo que puedo darte, bestia.

—Uy, perdón, me habla el millonario.—Comenté sarcásticamente.

—Tú novio el millonario.—Rectificó.—Corrígelo.—Ríe.

—Perdón, me habla mi novio el millonario.—Corregí riendo ahora yo.

—Novio, novia.—Dijo lentamente como si estuviese probando las palabras.—Suena tan... bien.

—¿Si, verdad?

—Si.

—¿Me contarás eso de la oportunidad o la persona que perdiste?—Pregunté cambiando de tema.

Solo una venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora