48: No hay nada que temer.

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Me quedé helada al escuchar el trueno totalmente helada al escuchar aquél trueno.

—Ya, tranquila.—Me volteó lentamente hacia él.

Se escuchaban las gotas impactar con el techo de la casa, eso me atormenta, me aturde, me aterra.

Mi corazón comenzó a latir desbocado y el nudo en mi garganta comenzó a hacerse presente.

—Vamos, ven.—Me jaló para salir del baño.

Esa vez yo salí mientras llovía, no debí haber salido.

—¡No! ¡No quiero salir!—Me opuse de inmediato.

—Vamos Sky.—Decía en un tono dulce.

—No quiero salir Gab, van a agarrarme.

—No hay nadie aquí Skyler, solo estamos tú y yo, no va a pasarte nada.

Un trueno resonó por todo el lugar.

—Un gritó trepó por mi garganta.—NO, NO QUIERO.—Me aferré a él.

—No puedes estar así para siempre, no va a pasarte nada.—Dijo correspondiendo al abrazo.

Esos sonidos eran lo peor del mundo para mí.
Comencé a temblar.

—Tienes que calmarte hermosa, vamos.—Me alentó.

—No quiero que me lleven.—Lágrimas ya bajaban por mis mejillas.—Quiero seguir aquí, bien, en perfecto estado.

—No va a llevarte nadie, estás solo conmigo muñeca, por favor.

Sentía su respiración en mi cabello, y oía los latidos de su corazón tan tranquilos, él no estaba agitado, él no tenía miedo, ¿Por qué el podía estar bien y yo no?

—Quiero estar como tú, no quiero tener miedo.—Se me escapó un sollozo.

—Yo quiero ayudarte, pero, debes ayudarme tú a mi, hazme caso, salgamos.

Otro trueno aturdió mi sistema.

—Chillé.—Tengo mucho miedo, Gab.

—Vamos.—Comenzó a caminar.—Nada va a pasarte, yo estoy contigo.

Y así, con palabras alentadoras, gritos y sollozos de mi parte y truenos desatandose afuera de la casa caminamos lentamente hasta llegar a la habitación.

—Mira lo que haremos Sky.—Se puso enfrente de mí.—Pudiste caminar de allá a acá, ¿Cierto?—Preguntó tiernamente y yo asentí.—¿Crees que puedas caminar de aquí a la ventana?—Miró la ventana en la cual se visualizaban las gotas, el cielo, el mar picado, los rayos.

No, no, no, la tormenta no, cerca de la tormenta no, no quiero, no, no puedo, ¡NO!
Mientras pensaba todo eso iba negando con la cabeza rápidamente.

—Bien, yo si creo que puedes hacerlo, así que es lo que haremos.—Me informó.

¿Entonces para qué me preguntó si igual íbamos a hacer lo que él quería? ¡Yo no quiero!

—No... yo...—Seguía llorando aterrada.—Yo no puedo. No.—Me negué rotundamente.

—Si puedes,—Me aseguró.—vamos Sky.

—De ninguna... de ninguna manera.

Mis manos empezaron a temblar más, y mi respiración era más agitada.

Otro trueno.

—¡NO!—Grité más que segura y aterrada.

—Ok, si no lo haces terminamos, aquí, y ahora.

Solo una venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora