29: ¿Envidia por no reconocer sentimientos?

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[Horas después...]
8:00pm.

Todos están en la sala viendo un partido de fútbol al que realmente no le estoy prestando ni la más mínima atención dado a que Carlos Gabriel estaba casi que en frente de mi y mi mente estaba en otro lugar, seguía pensando en eso que hizo él, aún no lo entiendo, es decir, ¿Por qué todo lo de él tiene que estar basado en sexo, engaño y jugar con la gente? Claro, porque es un imbécil.—Me respondí a mi misma.—Estúpida soy yo también que comencé a fijarme en él.

Ahorita me encuentro en la cocina metiendo las cotufas esas instantáneas en el microondas para llevar para terminar de ver el partido. Coloqué 5 minutos y me recosté del mesón a esperar.

—Skyler.—Dijo una voz familiar, sonó profunda pero a la vez suave.

Giré mi cabeza para encontrarme con esos fascinantes ojos de una combinación verde con marrón; no le respondí. Volví mi mirada al microondas.

—Carlos se acercó más a mi.—¿No vas a hablarme?

Lo ignoré.

—Bestia, es en serio.—Se acercó más hasta que se detuvo frente a mi.

Mi mirada se quedó fija en su cuello, no iba a verlo a los ojos, no podía.

—Maldita sea, deja de ignorarme.

—Tú dejame en paz.—Finalmente le contesté.

—Por lo menos veme.

—Muy bien.—Subí la mirada.—¿Qué demonios quieres?

—Hablar contigo, no lo entiendo, esta madrugada estábamos tan bien.

Esta madrugada, maldita madrugada.

—Como que si te importara estar bien conmigo.—Reí sarcásticamente.—Tú solo querías probar que ganaste, lo hiciste, ahora déjame.

—¿Ganar qué?—Preguntó confundido.

—Solo ovidalo ¿Si? Es decir, solo te haces el loco, ya déjalo. Tú por tu lado y yo por el mío.

—No puedo ir por mi lado, no si está separado de ti.

Mis ojos se abrieron en sorpresa. ¡¿QUE ACABA DE DECIR?! Mi... mi corazón malditación, está latiendo desbocado, una ola de calor hace arder mis mejillas, me sonrojé, no es posible que cause esto en mí después de todo.

—Lo que quiero decir es,—Pasó su mano por el cabello.—me causas tantas dudas y preguntas que siento que solo las puedes responder tú y si vamos por caminos diferentes no podré contestar eso nunca.

—Ya déjalo Carlos, en serio.

Me miró bastante serio.

¿Qué pasa? ¿Por qué los minutos de ese microondas pasan tan lento? Se acercó más a mi hasta el punto de intimidarme.

—No puedo dejarlo.—Aclaró firme.—Contigo siento que no tengo el control sobre mí, y yo controlo todo, tengo que hacerlo, así que no podemos ir por caminos distintos.

—¡Claro que si, obvio que si, no vas a controlarme!

¿Quién se cree que es? Está conmigo, con las otras, me besa, se besa con otras, ¿Y aún quiere tenerme con él o algo así? ¿Quiere controlarme? Se equivocó, y mucho.

—Ríe sin un poco de diversión y niega con la cabeza.—Ya dije lo que vamos a hacer, hasta que no me des respuestas no dejaré de hablarte.

—¿Piensas usarme de nuevo?

—Tómalo como quieras.

—Puedes irte a la más grande de las mierdas, no vas a usarme para hallar respuestas a no se qué cosa, no te quiero cerca ¡¿No lo entiendes?!

Solo una venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora