Un nudo se formó en mi garganta y casi las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos, pero, antes de darles la oportunidad de nublar mi vista, cerré los ojos respirando profundo.
Esto no era cierto.
Tenía que calmarme.
Entonces abrí mis ojos y vi aquella palmera y no estaba, ni la cuerda, ni él.
Todo fue producto de mi imaginación.
Tragué como si de agujas se tratara y seguí corriendo mientras sentía pequeñas gotas de agua que se iban poniendo más grandes, pero, sin importarme y sacando ese miedo de mi mente para enfocarme en Carlos seguí corriendo, y seguí, y seguí hasta que me cansé. Sentía mis pies más pesados por el cansancio, me costaba respirar y ya me estaba rindiendo.
No lo había encontrado y casi iba llegando a la casa de la playa.
Las ganas de llorar me volvieron a acaparar al pensar que había llegado tarde, pero, entonces lo vi: Estaba mirando al horizonte totalmente nublado, casi no se distinguía la división del agua y el cielo; el ambiente se tornó sombrío y todo mi interior comenzó a llenarse de oscuridad, tristeza e impotencia al verlo a la orilla de la playa apuntándose a su cabeza con un arma.
Me acerqué lo más rápido a él, sin embargo no pude emitir ninguna palabra, no pude darle ninguna señal de que yo estaba allí, ya que se escuchó una detonación, había disparado el arma.
Tomé su mano y le quité el arma tirándola al suelo sin miedo a que se disparara, y lo vi, sus ojos me miraban con dolor, impresión y terror. Y lo único que pude hacer fue abrazarlo.
Si hubiese tardado unos segundos más lo habría perdido. Yo empujé su mano hacia adelante causando que el tiro saliera en otra dirección sin que siquiera rozara su piel.
Las gotas se escuchaban junto al mar, estaba haciendo brisa y hacía que se me erizara la piel.
Podía escuchar latir su corazón realmente acelerado.
—Perdón, perdón.—Percibí como un rayo de luz iluminó nuestro al rededor.
—¿Evitaste que muriera?—Preguntó en un susurro incrédulo.
—Tú no tienes la culpa de nada, Gab. Tú solo fuiste un títere y tú papá el titiritero, yo te juzgué sin saber la historia completa.
—Pero, lo permití.
—Fuiste manejado.—Dejé de abrazarlo.—Dime quién fue el otro.—Mis ojos miraban sus ojos profundos y brillosos.
—Suspiró.—¿Estás segura?
Sonó un trueno que retumbó en mis oídos, mi corazón se aceleró, pero, no temblaba, no lloraba, no sentía miedo.
—¿No hay miedo?
Y no, no lo había. Él me había ayudado tanto en el último mes, había hecho tantas cosas para que yo dejara el miedo atrás. Tenía diferentes técnicas para que yo fuese superando poco a poco, y lo había logrado, había superado el miedo con su ayuda. Habíamos logrado juntos vencer el miedo a la tormenta.
Gab y Skyler: 01. Astrofobia: 00.
—¡Lo logramos Gab, no hay miedo!—Exclamé mas que emocionada.
—¡Lo hiciste, bestia!
Mi corazón latía fuertemente, pero, ahora era porque estaba aceptando mis sentimientos hacia él. Él me hacía feliz y me traía cosas buenas, él me encantaba, me hacía sonreír cada vez que lo veía, me ponía mal si él lo estaba, en este tiempo nos habíamos vuelto uno solo. Con nuestros errores, nuestras peleas, su confesión y mi venganza, sin embargo, eso nos unió más.
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Solo una venganza.
RandomNo todo es lo que parece. No todo lo que parece malo es realmente malo. No todo lo que parece bueno es verdaderamente bueno. Puedes sentir el mismísimo infierno estando en el jodido y perfecto paraíso. Puedes conseguir la belleza en una maldita best...