20.Omega

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El tortuoso fin de semana había terminado. Marie volvió trayendo consigo el "asqueroso" olor de Jean.

El lunes a la mañana todo el palacio siguió su rutina de costumbre y Marie se fue a sus labores.

Louis había conseguido el número telefónico de Jean del bolso de Marie.

Habló con el beta y lo citó en el palacio. No fue extraña su visita ya que estaba ahí casi todo el tiempo.

Té caliente fue servido por Harry. Un clima templado inundaba el ambiente, las habitaciones grandes y ventiladas -como la biblioteca - se enfriaban más.

—¿Y Marie? —preguntó el beta.

—No tarda —mintió Louis tomando su taza.

Jean movió su cabeza de un lado a otro y este movimiento le permitió a Louis ver una marca en su cuello.

—Marcado ¿eh?

—Ja, ja, sí —dijo nervioso.

—Entonces no es un beta normal, un alfa o ¿me equivoco? —insinuó Louis para hacerle hablar.

—No, no, no no, no me confunda, yo no soy una de ésas —enfatizó— personas, esta marca —señaló su cuello— la hizo una alfa.

—Oh, perdón, no quise insinuar nada, no veo que tenga nada de malo ser de "ésas" personas —hizo comillas.

—Si usted lo dices —respondió el beta inmediatamente. Louis sólo alzó una ceja.

—Me refiero a que si no fuera malo, pues usted sabe, estaría viviendo su homosexualidad al máximo y no estaría aquí fingiendo.

La gota que colmó el vaso. Si ya Jean no le caía para nada a Louis mucho menos ahora.

—Jean... Acaso insinua usted que yo ¿yo?

—Si el saco le queda.

—Mira estúpido beta, —basta de formalidades— a ti se te olvida que yo soy su esposo. No importa que su marca esté en tu cuello. ¡Deja en paz a mi esposa! Arruinas mi matrimonio. ¿Creés que no me duele? Enterarme que ella estuvo contigo, que llegue trayendo tu olor.

—Ella nunca trae tu olor.

—Eso no te interesa. Soy su esposo, se casó conmigo y por lo tanto pido algo de respeto. Así que, Jean, ya basta o sino, conocerás de lo que soy capaz.

Louis en su estado natural de tranquilidad era una cosa pero, enojado era algo de lo que había que temerse.

Jean no dudó y dejó que Louis tomara el control. Obedeció.

Ya más tarde Marie volvió, esta vez no tenía ese olor, parecía que las cosas estaban funcionando.

Anocheció y amaneció el siguiente día.

Estuvo como de costumbre, a veces las horas pasaban y Louis no las sentía. Se preguntaba cuánto más duraría con esta farsa.

Su única felicidad ahí era la pequeña Juliet y la compañía de Harry. Si no fuera por esas bellas personas a su lado la existencia de Louis sería efímera.

Sólo esperando a Marie, hace un día que había hablado con Jean y parecía que había resultado.

Pasaba de media noche. Louis estaba teniendo un sueño de paz cuando la luz que salía del tocador lo molestó.

Se levantó de la cama y fue a ver. Marie estaba en la ducha y sus vestiduras tiradas sobre el suelo.

Louis no iba a entrar pero un olor peculiar llegó a sus fosas nasales...

Louis caminó con sigilo hasta la ropa de Marie. Tomó su blusa y olió por encima.

Efectivamente, el olor de Jean ahí estaba. De nuevo.

Louis salió y se fue a la cama, estaba llorando.

Unos minutos más tarde Marie salió del tocador. No sabía la furia que se había desatado...













Holaaaaaa bebés. Perdonadme por no haber actualizado cuando debía.

Pero qué creen qué pase. ¿Louis se revelará? ¿Seguirá aguantando que vean su cara de estúpido? Descubranlo

El Príncipe Tomlinson. La Verdad Detrás Del Cuento  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora