Todo el camino de regreso a mi casa, en el camión, permanezco callado, muy callado, y ausente. Es como si mi cuerpo estuviera ahí, pero yo no estuviera dentro de él, sino escapando de ahí; esa es la única forma que encuentro de estar entre mucha gente sin llamar la atención, sin llorar, mientras viajo por el recuerdo vívido y doloroso de todo lo que me acabo de enterar. ¿Por qué tuvo que decirme esto justo cuando pensé que estábamos empezando a arreglar las cosas? ¿Cuando parecía ser que al fin íbamos a volver a estar bien entre nosotros? Me lleva...
Finalmente el camión llega mi parada, y me bajo. Permanezco parado unos segundos, triste, aún ausente, mientras escucho el motor del camión dejándome atrás. Pero, repentinamente, uno de esos recuerdos por los que viajo me hace pasar de estar triste a caminar enojado, con pisadas firmes. Sam se va a ir por su papá, y dijo que él lo había hablado con el mío; por lo tanto, el mío debe saber, ¿por qué diablos no me dijo nada? ¿Qué trae la gente hoy para andar ocultándome todo? Pero éste es un muy buen momento para que me de una explicación: hoy es miércoles, el día que tiene libre además del domingo.
Entro a mi casa, si bien no azotando la puerta, sí cerrándola muy firmemente. Me quito los zapatos y los aviento con coraje. La tele de la sala está prendida, y estoy seguro de que quien la está viendo es mi papá. Me dirijo hacia allá.
Y sí, no me equivoqué. Entro y me quedo parado al lado del sofá donde está sentado, viéndolo, serio. Se percata de que estoy ahí y voltea a verme.
-Oh, ¡hola Julian! No te escuché llegar. Creo que tengo el volumen de la tele muy alto. ¿Cómo te fue?
Se empieza a incorporar con la intención de saludarme, pero yo lo interrumpo inmediatamente.
-¿Por qué no me habían dicho?
Mi papá se detiene, haciendo una expresión de confusión.
-... ¿Decirte qué?
-¡Que la familia de Sam se va a regresar a Canadá! -Levanto la voz. Paso de reflejar seriedad a reflejar enojo.
Mi papá se queda callado.
-¡Sabes que es probablemente la amistad más sincera que he tenido en toda mi vida! ¡Nos conocemos desde que tenemos 3 años! Al menos creo que tengo el derecho de saber cuando se va a mudar miles de kilómetros lejos de aquí.
-Son asuntos del negocio, Julian. -Dice él, algo nervioso. -Y cuando lo hablé con su papá, me dijo que era más seguro que ella se quedara a que se fuera.
-¡No te escudes con esas cosas! Aunque no fuera seguro cuando te lo dijo, pudiste haberme informado de lo que estaba pasando.
Mi mamá sale de la cocina y entra a la sala, preocupada, supongo que por la discusión subida de tono que estamos llevando. Se queda mirándome.
-¿Qué pasa? -Pregunta ella, aún denotando preocupación.
Los miro a los dos, en silencio, respirando agitadamente. Aún estoy tratando de contener mi enojo.
-Julian...
-Ustedes no saben nada de lo que pasa en mi vida, ¿verdad? -Interrumpo a mi papá. -¿De todo por lo que he estado pasando estos días? No... Ni si quiera lo notan. -Disminuyo mi tono; comienzo a sonar más bien decepcionado. -No se dan cuenta de todas las veces que llego triste a la casa. ¿Por qué habrían de hacerlo? No hay manera de que su "hijo perfecto" se sienta mal.
-Para nada son así las cosas. -Interviene mi mamá. -Si te preguntamos cómo te fue regresando de la escuela, que lo hacemos siempre, es porque nos preocupamos por ti. Y no somos perfectos, de repente también a nosotros se nos van las cosas. Pero te aseguro que siempre que te hemos notado desanimado nos preocupamos por preguntarte qué tienes. Eres tú el que nos dice que no pasa nada, el que no ha tenido la confianza de compartirnos cómo te sientes. Y la verdad es que no lo entiendo. No sé qué hemos hecho para que desconfíes así de nosotros.

ESTÁS LEYENDO
La Esencia de la Vida
SpiritualitéUna familia que me quiere mucho, con buen nivel económico, la oportunidad de estudiar en las mejores escuelas del país donde vivo, y muchos amigos. ¿Qué más podía pedir? La estabilidad rodeaba todos los aspectos de mi vida. Estaba acostumbrado a que...