🧠Capítulo 2🧠

10.1K 1.1K 533
                                    

Mi vida había dado un giro inesperado al pasar los días, después de lo ocurrido en aquel yate, tuve que buscar un apartamento en Seúl. Tenía que alejarme de mi madre y de mi hermana lo mas lejos posible de ellas; no quiero que lleguen a enterarse de lo que soy en verdad, un monstruo como los que salen en las películas de terror. Pero no de cualquier tipo, un Zombie, un cadáver resucitado, un muerto viviente sometido al hambre de comer cerebros humanos. También a lo que más temo, es que puedo convertir a una persona en zombie si la llego a herir, morder o rasguñar. Si algo como eso llegara a pasar, el mundo podría a llegar a destruirse por completo.

Aunque al pasar estos meses, pude descubrir varias cosas debido a que soy un zombie. Cuando como algún alimento necesito echarle picante para hacer aún más sabroso la comida. Puedo soportar cualquier ardor, soy inmortal, puedo hacerme varias cortadas en el cuerpo y no sangrar. No puedo dormir, nunca estoy cansado, además, constantemente necesito saciar mi hambre de comer cerebros, ya que algunas veces mi estado se vuelve frenético y para poder calmarlo como algún cerebro humano que a veces consigo en mi nuevo trabajo.

¿Que cual es mi trabajo?

Pues ayudo al departamento de policías a examinar los cadáveres que sufren algún accidente, enfermedad o asesinato. Así es, trabajo en una morgue junto con mi compañero de habitación Jimin, quien por cierto es mi jefe tambien. Este trabajo puede que fuese algo ridículo, después de todo, muy pocos jóvenes como yo se plantearían otro sitio antes que este, pero como yo no soy un joven normal, este lugar me escogió y su único propósito para mí es que puedo obtener cerebros de manera gratis. No tengo porque ser un zombie asesino, matando a cualquiera que se me cruce por el camino, eso solo se lo dejo a las películas.

Llegue a mi departamento junto con la bolsa de las compras en uno de mis brazos, agarre las llaves que tenía en los bolsillos y abrí la puerta para después cerrarla. Fui hacia la cocina y dejé la compra en la meseta para poder coger un refresco del refri. Bebí un poco y en verdad, no sentía nada, solo un líquido bien frio bajando por mi garganta. Mi boca y mis lenguas gustativas nunca están satisfechas con las comidas que los humanos hacen; es tan terrible no poder saborear los helados, las papas fritas o las pizzas.
Es tan cruel tener que vivir así de este modo.

—Hey compañero por fin llegas—se asoma por la cocina una cabellera naranja vestido con una bata blanca.

Cierto, se me ha olvidado por completo que hoy trabajaba.

—Hola Jimin, lo siento se me había olvidado, podrías esperarme para irme contigo—le digo terminando de beberme el refresco y arrojando la lata al basurero.

Mi amigo no respondió, solo se limitó a asentir con la cabeza dándome una sonrisa para luego sentarse en la sala a esperarme.

Rápidamente fui hacia mi habitación y comencé a vestirme.

Este departamento lo había conseguido gracias a que J-Hope me había contado en la fiesta, que su primo Jimin estaba buscando un compañero de piso para poder ayudarlo a pagar el alquiler, nunca pensé que en verdad me iba a servir de algo hasta el día de hoy.
Cada vez que pienso más y más en aquel fatídico día, mi dolor en el pecho aumenta. Ninguna persona logro sobrevivir, ninguno de mis compañeros salió con vida de allí; hasta los humanos que se habían convertido en zombies, estaban totalmente hechos cenizas. Algunos cuerpos fueron encontrados y los otros seguramente la corriente oceánica se los llevo. Entre uno de esos debe estar el de J-Hope, ya que nunca pudieron encontrar su cuerpo en el yate.

✞︎ Zombie ✞︎ {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora