Gabriel, aniñado, dulce y encantador.
Joshua, sereno, inteligente y místico.
Miguel, fuerte, varonil y romántico.
Lucifer, atractivo, galán y... Peligroso.
Cuatro misteriosos chicos, que estarán dispuestos a todo, por poseer el alma de la mujer que...
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Mi almuerzo que ya podría llamarse cena humea delicioso sobre la pequeña mesa de madera envejecida justo en un rincón de la cocina.
Meto el tenedor en el plato llevándome un buen bocado cuando justo al comenzar a masticar alguien toca la puerta.
—Cielo ¿Abres tú?— Pide mamá.
—Claro.
Me levanto colocándome bien la ropa, dándome cuenta de que aún visto el uniforme , dios, que desastre.
Abro con rapidez sin siquiera preguntar quién es.
Sus tormentosos ojos se encuentran con los míos , lleva un jersey de punto y cuello vuelto de color rojo, el cual resalta esa belleza tan característica suya, su cabello negro despeinado sobre su frente.
Hay algo en él que me desconcierta.
—Hola.—Saludo entre cortada, tragándome los macarrones que todavía me quedan en la boca.
—Hola, Sara, ¿Te viene mal una visita?
Si, me viene fatal, y más sabiendo lo peligroso que es, que mamá está aquí...
Pero se que por las malas todo es peor.
—Siempre y cuando vengas en son de paz...—Me hago a un lado, él inclina la cabeza con educación.
—Por supuesto, Sara.
Su porte apuesto y su galantería engatusan rápidamente tanto a mamá como a la prima Ágata, quiénes ya le están adorando , yo decido volver a la cocina a comer .
Cuando escucho unos pasos acercarse me limpio el tomate de los labios con una servilleta, tratando de parecer una señorita.
—Disculpa que me retirase, tenía un hambre atroz.—Miento.
Él hace un gesto de "no tienes que preocuparte".
—¿Puedo?—Su mano tatuada toca la silla que está al frente.
Asiento.
—¿Quieres tomar algo?—Ofrezco.
Él se ríe.
—No gracias, ya he cenado.
—Ah... —Trago incómoda , me pone nerviosa que me miren mientras como.— ¿Me trajiste a casa?
—Tras encontrarte en la cama con mis dos hermanos, si.
Mierda.
Un rubor producido por el escándalo que siento adorna mis mejillas.
—Yo eh .. puedo explicarlo.
—Sara, ya se todo lo que ha pasado, así que si vas a soltarme alguna mentira , prefiero que guardes silencio y así nos ahorramos el castigo .
