Gabriel, aniñado, dulce y encantador.
Joshua, sereno, inteligente y místico.
Miguel, fuerte, varonil y romántico.
Lucifer, atractivo, galán y... Peligroso.
Cuatro misteriosos chicos, que estarán dispuestos a todo, por poseer el alma de la mujer que...
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Esa última visión que he tenido, ha sido un tanto reveladora, al menos, ahora tengo algunas pistas de por qué tomé esas decisiones.
Aun así, cuando me veo en la piel de Eva, me siento muy diferente a la persona que de verdad soy, sé que yo jamás hubiese pactado con Moloch Ball, que no hubiese actuado a espaldas de Miguel, haciéndole daño de esa forma y que... tal vez, las cosas fuesen diferentes.
Quizás mi alma fue creada por ese tal Dios al que los hermanos Delacroix veneran, pero sé que mi experiencia en este mundo me ha liberado, mi condena fue mi liberación. ¿Tal vez era eso lo que yo buscaba? ¿tener el derecho a una vida propia?
Eva fue la mujer diseñada para satisfacer a cuatro hombres.
Sara es la mujer libre que nunca dejará de luchar por conseguir sus objetivos.
Hay una diferencia abismal.
El cielo está repleto de estrellas, no hay nubes, niebla ni da la sensación de que estemos aislados en un mundo aparte.
La calidez hace que llevar mi vestido un tanto provocativo sea placentero, mis piernas no sienten frío y mi escote tampoco.
Llevo la melena suelta, lisa por completo.
Allá por donde paso todos los chicos se giran al mirarme, también las féminas, Madeleine en los brazos de Lucifer, junto a la fuente, degustando unos buñuelos de chocolate, me asesina con la mirada en cuanto me ve.
—Wao, que bella.—Joshua está justo detrás de mi , a lo que me giro colocando un mechón de pelo tras mi oreja.—¿Has venido sola?
Quiero irme, quiero seguir investigando sobre esta fiesta y sobre todo, quiero saber dónde anda Miguel.
Pero no puedo parecer maleducada.
—Mi acompañante está en el baño, viene ahora mismo.—Señala hacia los baños de uso común que hay entre los puestos de comida, huele delicioso.—Me hubiese gustado venir contigo, Sara, pero no te lo pedí para no crear discordia entre mis hermanos.
—Yo también prefiero no venir con nadie, sinceramente me siento mal por todo lo que está pasando.
—Bueno, no creo que te hayas vestido así para ''nadie''.—Me mira de arriba abajo con demasiado interés, sus ojos brillan.— Sé que estás loca por él.
Trago saliva.
—Mis sentimientos solo son de mi incumbencia , Josh.
Él alza las manos a modo de disculpa.
—Por supuesto, Sara, solo ten cuidado, no todos son tan comprensibles como yo.— Avisa colocándose bien la corbata sobre su camisa negra, va entero de ese color, su pelo plateado reluce sobre sus hombros.
