26 || Segundo Recuerdo ||

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La habitación de Lucifer se encuentra solitaria, vacía y silenciosa, todo se ve limpio, reluciente y con mucha claridad, no tiene nada que ver con ese ''despacho'' que tiene en el instituto, tan tétrico y oscuro

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La habitación de Lucifer se encuentra solitaria, vacía y silenciosa, todo se ve limpio, reluciente y con mucha claridad, no tiene nada que ver con ese ''despacho'' que tiene en el instituto, tan tétrico y oscuro.

Aun así, su espacio personal no me cuenta nada de él, o quizás sí.

No hay libros, no hay juegos, no hay un estilo propio, todo está vacío, tan solo un ropero, una cama, un escritorio con un ordenador portátil y un violín.

Decido dejar las sábanas sucias a un lado y colocar las limpias, me queda alguna arruga a pesar de mi afán por dejarlo perfecto, supongo que tengo que seguir aprendiendo, le pediré consejos a Petter.

Cuando lo tengo todo listo salgo pitando, me siento realmente incómoda en la habitación de los muchachos, ya he terminado con la de Gabriel, que tampoco estaba, tan solo me falta Joshua y ojalá tampoco esté.

Antes de entrar, toco en la puerta por si las moscas.

—Adelante.—Escucho y maldigo, no podía esperar tener la misma suerte tres veces seguidas. Sigo pensando en Miguel y en su odio por mí.

No debería importarme, pero sé que es un buen chico, sus acciones me lo han demostrado, y que si tiene ese comportamiento es porque realmente me lo he ganado, la consciencia no me deja tranquila, necesito saber con seguridad qué le hice para disculparme con total sinceridad.

—Hola Joshua, vengo a cambiar las sábanas.

—Déjalas a un lado, yo las cambiaré.

Mejor, así me iré antes.

—No me importa hacerlo.—Debo ofrecerme, es mi trabajo después de todo.

Mi madre me hizo muchas preguntas antes de irme, lloramos juntas, y le prometí que todo estaría bien y sería para mejor, ella intentó convencerme de que no lo hiciera, que tenerme en las noches en casa le causaba mucha paz, que si se iba, quería que fuese conmigo cerca.

Pero ella no iba a morir.

Y yo necesitaba el dinero.

Mis ojos de nuevo humedeciéndose.

—Yo lo haré.—Repite Joshua, sereno.—¿Estás bien?

—Solo llevo unas horas aquí y ya extraño a mamá.—Me río, limpiándome las lágrimas.—Me creo muy mujer pero soy una chiquilla.

—Aceptar que nos falta mucho por madurar es el primer indicio de ser una persona madura.—Me regala una sonrisa de boca cerrada, sus ojos viajan hasta las cruces invertidas cicatrizadas en mi piel, tengo dos.—Sara.— Su semblante se enseria.—No permitas que te señalen ni con una sola cruz más.

No me acordaba de ellas.

—¿Qué significan, Jos? ¿Y por qué están invertidas?

Ángel Caído✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora