María no deja de mirarme, ni yo a ella.
Nos hemos pasado la clase de matemáticas con la vista fijada la una en la otra, esto se pone interesante.
''Ella es de Uriel''.
Me gustaría tanto demostrarle a todos estos bastardos que las mujeres no somos de nadie, sino de nosotras mismas.
Relamo mis labios resecos levantándome del pupitre, ella me sigue con la mirada, hoy está tan guapa como siempre, va enteramente vestida de negro, con el pelo recogido en una discreta trenza castaña que baja por uno de sus hombros.
Aun así su belleza y sensualidad es incontenible.
—¿A dónde vas, Sara?—Su dulce voz pregunta cuando me ve agarrar el pomo de la puerta para salir de la clase, todas las miradas se desvían hacia mí.
—Al baño, profesora.
—¿Sin pedir permiso?
Intenta hacerse la dura, pero no le sale, ella no es como ellos.
Una sonrisa se dibuja en mis labios.
—¿Recuerda lo que me dijo sobre ese tipo de personas que buscan ser castigadas, profesora?
Y con eso, abro la puerta para desaparecer del aula.
Camino lentamente por el pasillo, sus tacones de aguja no tardan de hacer eco detrás de mi, provocarles es tan fácil que no sé si esto me aburre o me divierte.
Estiro mis brazos dejando mi pelo caer hacia atrás, desabrocho un par de botones de mi camisa y me apoyo contra la puerta del baño, allí la observo llegar hasta mi altura, cuando la tengo de frente, mi mano viaja hasta la goma que sostiene su trenza, tiro de ella deshaciendo alguno de sus mechones.
—¿Por qué haces esto, Sara? —Cuestiona acorralándome contra la puerta, con sus menudos brazos, mis manos sujetan sus enormes pechos, los aprieto viendo como se muerde los labios.
—Porque me apetece, profesora.
Empujo con mi espalda la puerta colándome dentro de los baños, me echo a correr a lo que ella me sigue, tomando mi mano para tirar de ella y besarme, nos comemos la boca sin miramientos, sin importar esos seres infernales que tratan controlarnos, sin darle importancia a que somos dos mujeres, olvidando nuestra relación de alumna / profesora.
—¿Haces esto con todas tus alumnas?—Cuestiono antes de meter mi lengua en cavidad bucal, mientras me deshago de la camisa, ella comienza a acariciar mis tetas y mis bragas ya están mojadas
Me gustaría tanto que el imbécil de los Delacroix estuviese aquí con nosotras.
—No, Sara, por supuesto que no.
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Ángel Caído✔
Mistero / ThrillerGabriel, aniñado, dulce y encantador. Joshua, sereno, inteligente y místico. Miguel, fuerte, varonil y romántico. Lucifer, atractivo, galán y... Peligroso. Cuatro misteriosos chicos, que estarán dispuestos a todo, por poseer el alma de la mujer que...