Gabriel, aniñado, dulce y encantador.
Joshua, sereno, inteligente y místico.
Miguel, fuerte, varonil y romántico.
Lucifer, atractivo, galán y... Peligroso.
Cuatro misteriosos chicos, que estarán dispuestos a todo, por poseer el alma de la mujer que...
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Ya he terminado mis tareas en la mansión, así que he pedido permiso para dar un paseo por los jardines de Joshua.
Son bonitos.
Me siento al borde de la fuente, rodeada de ángeles , el viento hace que los altos árboles se mezan, desplegando sus hojas, las más resecas se arrastran por el suelo, formando algunos remolinos.
Hay todo tipo de flores, de todas partes del mundo, y aunque no sea la temperatura ni el lugar exacto para que se den las condiciones idóneas, ellas se muestran hermosas y llenas de vida.
Quizás están muertas, como todos nosotros, y no son más que sus almas.
¿Tienen las flores almas?
Supongo que todo lo que está vivo la tiene.
Alzo la vista hacia la torre, la luz de la habitación de Miguel está encendida, le veo moverse a través de los ventanales, parece que habla con alguien, entorno los ojos y distingo el pelo rubio de Gabriel.
Suspiro.
¿Cómo vamos a vencer a Lucifer? Quizás no sea más fuerte que Miguel, no por ahora, pero conforme se sigue alimentando de más almas, su poder se acrecienta, y además, es un gran estratega, su mente macabra es capaz de enredarlo todo de tal forma, que sus víctimas siempre acaben atrapadas.
Maldita araña.
Reposo mis manos en la fuente, me entretengo mirando los peces que nadan en su interior, son pequeños y de colorines. Se oye alguna rana croar pero no logro ver donde está.
Decido levantarme para ver los rosales, lo que Petter me dijo ha terminado por despertar mi curiosidad.
Llegando a estos una sonrisa se marca en mi rostro, son realmente bonitos , los hay de todo tipos de colores.
El aroma de las rosas es tan intenso que pareciese que han esparcido un delicado perfume por todo el jardín , acerco mi mano a una de ellas , acariciando sus pétalos, estos se caen a lo que retiro los dedos rápidamente pidiéndole perdón.
Mejor será no tocar nada.
Sigo paseando entre ellos , preguntándome donde estará esa rosa sin espinas , me percato entonces de qué hay una rosa que desentona de entre las demás , es de hierro , está pulida en un trabajo muy fino , decido tocarla pues no tiene pinta de romperse a causa de mi patocidad , sus pétalos de abren a lo que suelto un grito , de entre ellos emerge una cerradura, la llave que la abre debe ser muy muy pequeña , como esas que vienen en los diarios que te regalan cuando eres una niña.
Curioso , ¿Que secretos aguardará en su interior esta rosa?
Mis yemas la vuelven a tocar a lo que se cierra , escondiendo la cerradura entre sus pétalos.
