36 || Venganza ||

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Una música lenta y dulce llega a mis oídos, haciendo que me remueva entre las sábanas

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Una música lenta y dulce llega a mis oídos, haciendo que me remueva entre las sábanas. Busco con mis manos el cuerpo de Miguel, pero no está por ninguna parte.

Los ángeles no duermen, quizás tuviese cosas que hacer.

Me doy la vuelta enrollándome en la manta, recuerdo que estuvimos hablando sobre Villa Oscura, que este era el hogar de las almas perdidas y que por ese motivo, todos me conocían a mi llegada.

Yo fui un alma perdida.

La cuestión es, ¿lo sigo siendo ahora?

Deberían de haberme conocido como Eva Delacroix, ya que originariamente yo fui una creación más de su Dios, literalmente, éramos hermanos, pero Miguel me contó que el último nombre con el que se recuerda al alma es aquel con el que encarna.

Sara Sánchez.

La mujer que me ha liberado de mi esclavitud, ¿o no?

Sigo sin tener claro cual va a ser mi destino.

La música sigue sonando, no me deja dormir, cuando la escucho me obliga a levantarme y seguirla, cuando la ignoro, es como una tortura para mis sentidos, mi cuerpo se estremece como si estuviese sufriendo una descarga eléctrica.

¿Quién demonios es tan desconsiderado de tener música a estas horas?

Abro mis ojos, es de noche, está muy oscuro, pero ese sonido ya está incrustado en mi cerebro y no voy a poder pegar ojo.

Mis pies están descalzos, no voy vestida más que con una ancha camiseta deportiva de Miguel y mi ropa interior. Todo lo mío está en mi habitación, de igual forma, me queda como un vestido y no se ve nada.

Abro la puerta, asomándome al pasillo de grandes ventanales.

No hay viento, la noche está serena, las velas alumbran vagamente.

—¿Miguel?—Pregunto en voz baja, nadie contesta.

Decido regresar a la cama, a lo que le timbre musical golpea mis tímpanos, haciendo que haga una mueca de dolor mientras trato de tapar mis oídos con las manos, me veo obligada a obedecer.

¿Qué diantres está pasando?

Camino por el pasillo, observo los amplios jardines , hay niebla entre los rosales.

Siento escalofríos cuando comienzo a acercarme al ascensor, las velas parpadean amenazando con apagarse.

''No, por favor'' Pido en voz baja, con un timbre débil. 

Por fin la puerta se abre, la luminiscencia interior calma mis temores, veo mi rostro cansado en el espejo, tengo el pelo hecho un desastre.

Ángel Caído✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora