Gabriel, aniñado, dulce y encantador.
Joshua, sereno, inteligente y místico.
Miguel, fuerte, varonil y romántico.
Lucifer, atractivo, galán y... Peligroso.
Cuatro misteriosos chicos, que estarán dispuestos a todo, por poseer el alma de la mujer que...
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—Sara.—El coche de Miguel se detiene a mi altura, es un volvo deportivo color azul eléctrico.—Sube.
—No.—Niego, caminando a paso ligero.
—Vas a llegar tarde.
—Le explicaré al director Uriel Delacroix que sus hijos me hicieron perder el tiempo acusándome de imbecilidades.
—Sara...—Bufa.—Sube al coche.
—Ni una orden más, Miguel, se acabó.
—Está bien, no digas que no intenté ser educado.
El coche da un acelerón colocándose en mitad de la calle, se baja caminando dirección hacia mi.
No, no, no...
Me echo a correr cuando sus fuertes brazos ya me tienen presa, pataleo y forcejeo contra él, veo como abre el maletero y no tengo tiempo de soltar suficientes insultos cuando ya estoy dentro.
Me ha encerrado en el maletero de su coche.
¡MALDITO!
Le pego un puñetazo al maldito coche a lo que pega un frenazo consiguiendo que me de un coscorrón.
Idiota.
Cuando por fin noto como el motor se apaga, y le oigo cerrar la puerta, caminando hacia mi, doy una patada al maletero en cuanto lo comienza a abrir.
Eso le pilla por sorpresa a lo que aprovecho el momento para salir corriendo como una loca.
—¡¿Se puede saber qué diablos te pasa?! ¡Ni la niña de exorcista se comporta como tú!
—¡Emily Rose es una novata a mi lado!—Le chillo mientras trato de colocarme bien el pelo, llego al fin al pasillo justo en el momento que las campanas suenan, estoy a tiempo.
—Sara.—Le escucho decir nuevo detrás de mi.
—No.—Alzo un dedo, dando por zanjada la conversación.
—Deja de comportarte como una cria.—Insta, apareciendo justo frente a mi.
Él y sus malditos poderes de angelito chupiway.
—¿O qué?
—Solo quiero que me escuches.
—No, Miguel.—Pido con desesperación.—Tus hermanos tienen razón, lo estoy estropeando todo, y ya estoy cansada, quiero estar sola, quiero enfocarme en mamá y... joder si tú mismo intentas evitarme ¿para qué diablos me quieres ahora? ¿no dices que así es mejor?
—Lo he dicho, y he intentado convencerme de ello durante todos estos años, pero..
—Miguel.— Pido con paciencia una vez más.— Eres demasiado bueno para mi.—Confieso, con la tristeza plasmada en el rostro, no quiero llorar otra vez.— Ya tuve mi oportunidad contigo y la cagué, no espero volver a tener esa oportunidad dos veces, no con un hombre tan...—Le señalo de arriba abajo con las manos, es que es un Dios.—Tan como tú.
