Prologo

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Erick nació siendo uno de los niños mas amados y esperados de todo el mundo.
Sus padres, quienes no podían tener hijos, lo esperaban con muchas ansias

A sus 4 años, deseaba tener a sus padres juntos por siempre, quería tener un hermano para poder jugar, que esos fines de semana recostados, mientras veía películas junto a sus padres comiendo palomitas en el sillón, durara para siempre. Quería que todo se quedara así de bien, como todo niño

Pero no...

Todo cambio de la noche a la mañana... Recuerda todo a la perfección, era de noche y los truenos de la tormenta que caía a fuera hacían que no dejara de temblar por el miedo, su padre le había dicho que debía de superarlo y por eso no lo dejaron dormir con ellos.
Cuando ya tenía demasiado sueño por el llanto que derramó, quedo dormido, hasta que un trueno de la lluvia lo despertó de nuevo, fue ahí cuando decidió bajar a la sala, eran alrededor de las 03:14 de la mañana, eso marcaba el reloj de el microondas de la cocina según él y su poco aprendizaje en el reloj de ese aparato. Al llegar a la sala todo era un desastre, habían papeles higiénicos en el suelo y botellas de vidrio encima de la mesa, la mujer que le había dado la vida estaba sentada en el enorme sillón con forma de L, junto a ella estaba el papel sanitario y en la otra mano tenia consigo una botella de vidrio, su padre no estaba por ningún lado y las luces de la cocina y la sala estaban prendidas, a su mamá no le gustaba eso

-¿Mami?- le habló a su madre con la tierna voz que tenia en ese momento, abrazando aun a el conejo rosa que tenía en sus manos

-Erick- le dijo sorbiendo la nariz mientras levantaba la cabeza- ¿Por que no estas durmiendo cariño?- le habló tan tierna como era su costumbre

-Tenía sed... ¿Te pasa algo mami?- le preguntó cuando su madre ya estaba sentada en el sillón

-No...- trató de negarlo, pero sería imposible, asi que aun que se le rompiera el corazón, se lo dijo-.  Mi niño, la verdad es que... Hoy- su voz se comenzó a romper debido al llanto que estaba acumulando-. Mi niño, tienes que ser fuerte, yo no quiero verte triste y... Ya veras que saldremos adelante.- suspiro y trató de contener las lágrimas que empapaban tanto sus mejillas

-Mami... Me asustas ¿que pasa?- le hablo con la voz entre cortada

-Erick...- se levanto del sillón y prendió la luz, para después sentarlo en frente de ella- Mi amor, recuerdas cuando... Se fue la abuela y te contamos que hay personas que se van a un lugar muy bonito llamado cielo?

-Si- le contestó lleno de tristeza recordando cuando su abuela se fue a un lugar en el que ya no regreso y su mamá se quedó llorando por varios meses

-Pues... Hoy papi se fue con ella- le dijo llorando-. Hoy papi se fue y... Él ya no va a volver

-¿Que?- el pequeño, sin entender mucho, comenzó a formular miles de preguntas en su pequeña cabeza- ¿por que no se despidió de mi?- preguntó con inocencia y comenzó a llorar mas mientras abrazaba a su pequeño conejo- Mi papi dijo que siempre se quedaría conmigo, que nunca me dejaría solo ¡El dijo que estaría conmigo!- gritó llorando para después subir a su cuarto lo mas rápido que podía. Eso solo fue el comienzo de su infierno que cada vez se hacia peor

El paraíso que antes adornaba el hogar de el adorable niño, ahora era un desierto, el arcoiris que le daba colores bonitos y relucientes ya no estaba, lo único que abundaba en su mundo eran los colores grises.

Su madre cada vez le ponía menos atención y siempre llevaba hombres a la casa que debía de ser respetada por el niño que la habitaba, pero al contrario, su madre llevaba hombres para tener sexo, sin importar que el niño de solo 6 años viera lo que estaba haciendo con ellos. ¿Como pudo dejar de lado al bebé que tenía en casa? Al niño que tanto había anhelado por años
Sin saber que uno de esos hombres iba a cambiar a Erick, haciendo que esa dulzura que siempre lo caracterizaba, se fuera

Ese hijo de perra, que estando drogado y borracho violó a Erick a sus 6 años, no se conformó con eso y le pegaba cada que tenia oportunidad, causando que el menor siempre terminara con unas enormes cicatrices
Para la fortuna o tal vez desgracia de el pequeño, su madre se dió cuanta de lo que ese viejo sucio le hacia a Erick y lo salvó de que una vez mas, ese desgraciado le arrancara la inocencia al pequeño, llena de rabia, odio y decepcionada de ella misma por dejar que el enemigo entrara a su casa, tomó toda la valentía posible para ir a la habitación en donde mantenía oculta una pistola. La tomó entre sus manos y si pensar con todo el odio que le tenía por hacerle daño a su ángel, soltó el gatillo, haciendo que la fuerte bala saliera disparada hacia el horrible hombre que estaba frente a ella, haciendo que Emilio corriera mientras terminaba de ponerse su ropa y corría a esconderse detrás de su mamá
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Y mas balazos resonaron, cada uno mas fuerte que el otro, sin dejar de recargar el arma y sin importar que Erick la viera y viera la sangre de ese maldito que ya no tenia ni un rastro de vida, a ella solo le importaba que ese pequeño ángel, ese bebé que tanto amaba, obtuviera su justicia

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora