Capítulo 21

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JOAQUÍN

-Hola tu.- le dije sonriendo desde la puerta de el cuarto donde había oído que se escuchaba el piano, sabía que él estaba ahí

-¿Como entraste?.- Emilio dejó de tocar y antes de voltear a verme, limpió sus ojos con la manga de la pijama tan chistosa que tenía de jirafa

-Ya sabes, la llave dentro de la maseta.- mentí. La puerta de el departamento estaba entre abierta, yo digo que si no fuera por que el edificio de Emilio es privado, ya le habrían robado hasta lo que no. Me senté a lado de él enfrente de el piano, él sin tomarme mucho en cuenta, volvió a tocar las teclas haciendo sonar una dulce melodía

Me quedé en silencio, no quería tocar el tema de el beso, no quería arruinar la buena amistad que tenía con Emilio, seria muy difícil no hablarle mucho menos cuando nos vemos diario en clase y aun cuando tenemos los mismos amigos, tenía mejores temas de conversación para aanimarl

-¿Quieres aprender a tocar piano?.- me dijo sonriendo como si nada

-La verdad es que... Yo no se tocar el piano, ni.. Ningún instrumento.- reí con nerviosismo

-Vamos no es tan difícil.- me hizó una señal para acercarme mas y tomó mi mano.- Solo deja que tus dedos toquen por si solos.- me sonrió e hizó que mis dedos tocarán una alegre pero triste melodía

Cuando hizó que mis dedos dejarán de tocar la música que el piano nos dejaba escuchar, él me miro, me encantaba mirarlo por mas segundos de los que se eran necesarios, amaba mucho sus ojos, por mas tristes que se vieran, sabía que él se alegraba por lo menos un poquito cuando nos quedábamos viendo sin decir palabra alguna. No eran necesarias, nosotros nos sentíamos demasiado cómodos con el silencio tan lindo que se formaba a nuestro alrededor

EMILIO
Si hay una cosa que nunca en la vida me cansaría de ver, seria sus ojos, sus alegres ojos, aquellos que sin duda con su mirada de miel endulzaría el café que tomo todos los días antes de ir a la prepa. Evite soltar un suspiro al mirarlo

Quité mi mirada de él y de nuevo comencé a tocar el instrumento que teníamos enfrente

-Emi..- me miro y sonrió-. Vamos a seguir la fiesta, aun no acaba tu cumpleaños

-Yo no regreso a esa fiesta Joaco, hace minutos fui la burla de todos gracias a Vanessa y no quiero dar la cara ahorita

-Yo no estoy diciendo que regresemos a la fiesta, hay que seguirle aquí, pedimos comida, por que no creas que te escaparas de comer.- achicó los ojos haciéndome soltar una leve risa

-No tengo hambre, con todo lo que comimos en la mañana..

-Cual todo mentiroso, si tu fuiste el que comió menos, Carlos fue el que se tragó todo.- reímos levemente por como se expresó de Carlos, el silencio de nuevo inundó el pequeño cuarto en donde estábamos

-¿Sería como una pijamada de dos?.- pregunté, el asintió feliz

-¿Entonces si?.- me miro con aquella carita de ángel que hacia que le dijera que si a todo

Dude un momento y asentí suspirando, el me sonrió

-Vamos Emi.- tomó mi mano levantándose de el pequeño banquito en el que estábamos sentados-. Sonrie, siempre tienes que ser feliz

Cuando terminó la frase lo mire, no era una coincidencia que me dijera lo mismo que papá me había dicho al entrar al Kinder. Joaquín nos hizó salir de el pequeño cuarto y me hizo ponerme los tenis, fuimos a comprar tantos dulces, frituras, refrescos y latas de cerveza, haciendo que el dinero que tenia ahorrado se acabará en una noche, también fuimos a su casa por su tan chistosa pijama de stitch y cosas que necesitaría para pasar una buena noche en mi casa

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora