Capítulo 23

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JOAQUÍN

Un leve aroma a picante me había echo despertar, abrí ligeramente los ojos para que mis ojos se fueran acostumbrado a la poca luz que las cortinas dejaban entrar.

Me costó tan solo segundos recordar que ayer me había quedado a dormir en casa de Emilio y también me costó solo segundos recordar el beso y los piropos que Emilio decía a cada rato ayer por la noche o más bien en la madrugada. Debido al alcohol que tome ayer entre la noche y la madrugada hicieron que me despertara con mucha sed y dolor de cabeza, lo que me hizo salir de la cómoda cama de Emilio. Puse los pies en frío piso, sabiendo que las pantuflas que traía ayer puestas, se habían quedado en todo el tiradero de la sala, me dirigí al baño para colocar agua en mi cabello, cuando lo hice, regresé a la mesita de noche que Emilio tenia a los costados de su cama tome el reloj que se encontraba ahí para ver la hora en la que me había levantado por que al parecer mi celular no estaba aquí en el cuarto. Me sorprendí cuando ví que el reloj marcaba un poco mas de las 12:40 suspiré sabiendo que no teníamos de otra mas que pedirles los apuntes a Diego y a Carlos por no haber ido a clase,creo que ayer nos emocionamos mucho al dormir bastante tarde. Salí a la sala, encontrándome con Emilio que ya estaba comiendo de el bufete que tenia en la pequeña mesa circular

-Buen dia.- le hablé sonriendo mientras me sentaba enfrente de el

-Buenas tardes dormilon.- me miró sonriendo mientras tomaba de su taza un trago de lo que parecía ser café. Le sonrei suavemente

-No sabia que también eras bueno cocinando.- le señalé con la mirada su plato lleno de tostadas remojadas en una salsa verde y crema con queso como adorno

-Pues no se mucho de cocina, no es mi fuerte.- me reí ligeramente al mismo tiempo que el se acomodaba en la silla-. Pero hoy vino mamá temprano ¿Tu no vas a desayunar? No pica mucho.- me miro mientras me señalaba un plato para que me sirviera en el

Asenti y me levante tomando el plato para después servirme, también serví de el agua que seguramente había puesto para café y retome mi asiento a lado de el

-Dices que no pica tanto... Yo me serví poquita salsa por si acaso.- le dije poniendo café en mi agua caliente-. No me quiero confiar como la vez que dijeron que la salsa de los tacos no picaba

Emilio comenzó a reír levemente, supongo que recordando esa vez que casi me termino un garrafón de agua

-Pues no picaba.- dijo sonriendo aun

Le achique los ojos haciendo que riera un poco mas. Me serví de lo que su mamá le había dejado y me senté en la mesa aun sin ponerme las sandalias

-¿Y tu mamá ya se fue?.- le pregunté al mismo tiempo que me levantaba otra vez por una cuchara

-No, se fue a dormir un rato por que según al rato se va a ir.- alzo los hombros levemente-. Hay veces que le hace así, viene a hacer de desayunar y después se va.- le restó importancia mientras tomaba de su cafe

Continuamos desayunando en silencio por los siguientes minutos, veíamos una caricatura llamada Los pingüinos de Madagascar, yo jamas había visto esa caricatura con el doblaje en latino y era mas divertido de lo que se escuchaba en inglés. Solo lo estábamos viendo por que apesar de los tantos canales que la compañía de cable le daba a su televisión, a ninguno de los dos nos gustó otro programa mas que ese

Cuando la caricatura terminó al fin, Emilio se levantó de el sillón en donde ya nos habíamos pasado después de haber terminado de desayunar, para tomar el control y apagar la televisión, él al dejar la pantalla en negro se sentó a lado de mi de nuevo, sonriendo, le devolví la sonrisa y ahí empezó a hablar

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora