Capítulo 5

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EMILIO
Día nuevo, esta vez no tenía a mamá que siempre me gritaba que ya es tarde aun que faltará al rededor de media hora para que diera la hora exacta en que debo de entrar a clase.
Me levanté con la misma pesadez de todos los días, ayer me había quedado hablando con mamá y con Joaquín hasta tarde y eso ahora era un problema, ya me he acostumbrado a estar solo, por lo que puse mi musica favorita en la bocina para meterme a bañar

Al salir de el baño, me vestí en tiempo récord, ya era tarde y lo único que agarré para desayunar eran unas galletas que estaban en la alacena. Salí de casa tomando las llaves para comenzar a correr, había una comedia con un personaje que siempre decía el típico "Siempre me va mal" y era como si mi cerebro quisiera poner en práctica esa frase, si no me caía, llegaba tarde y si no era eso, simplemente me tocaba aguantar burlas y críticas o, aveces, golpes de Vanessa y para mi desgracia hoy no iría ni Diego ni Joaquín, uno por el mismo dolor de estomago y otro por que debía de acomodar papeles importantes y debía de recoger a alguien de el aeropuerto

Vaya forma de comenzar el día, siempre me iba mal al empezar y terminar el día

JOAQUÍN
La mañana estaba comenzando de lo peor. La alarma que debía de haber activado mi celular no sonó y al despertar al rededor de las 9:00 de la mañana, recordé que debía de ir por Carlos, mi mejor amigo que también había ganado beca para venir a estudiar aquí, el tampoco conocía la cuidad y lo mas probable es que ya se haya salido de el aeropuerto

Al llegar, era lógico que lo buscara y al estar al rededor de 30 minutos me di por vencido, pero lo vi caminar tan lento o incluso mas lento que una tortuga por el lugar, me acerque a el, intentando que no me viera, para asustarlo como era mi costumbre al visitarlo

-Dame tu dinero- le dije poniendo lo primero que traía en la chamarra, una basura de chicles, "eres grande Joaquín" me dije al ver la basura mientras giraba los ojos

-Con esa basura asustas hasta al mas valiente- dijo sonriendo mientras soltaba la maleta y ponía las manos al aire, era mas que obvio que Carlos ya sabia que era yo

-¿Crees que no? Tal vez le pueda sacar un mountain dew- le dije sonriendo caminando ya a lado de el

-Creo que de eso no venden ni tienen aquí- me dijo riendo bajo

-Bueno, puedo sacarles otra cosa- dije alzando los brazos siguiendo su risa mientras salíamos de el aeropuerto

EMILIO

-Ja- escuche la risa sarcástica de Vanessa detrás de mi, había intentado no encontrarme solo ni con ella ni sus amigos pero la escuela no era tan grande como para esconderme todo el día, en clases si podía estar lo mas lejos de ella, pero la hora de receso había llegado y los maestros no dejaban que alguien se quedará en un salón-. ¿Vez como yo tenia razón? El chico que juro protegerte no esta, su promesa le duro muy poco

-¿No puede haber un día en que no me molestes?- le dije agarrando valor desde lo mas profundo de mi, siempre tenia que hacerlo para que por lo menos intentar que se vaya sin que me dejara en el suelo como siempre lo hacía

-Ni piedi..- me imitó con una voz y una cara muy tonta, a decir verdad, sin terminar la frase-. No, no puede haber un día sin que te moleste por que con tu simple presencia arruinas mi día, tu existencia me molesta, eres un estorbo para el mundo

Las palabras que ella decía siempre me hacían mas daño que los golpes que a veces recibía por parte de sus amigos hombres y es que ¿a quien no le lastimaría escuchar esas palabras? Independientemente de quien las diga. Sin decirle nada y sin mirarla, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas pero me negaba a dejarlas salir, siempre me dejaba llorando como magdalena

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora