Capítulo 26

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JOAQUÍN

-¿Seguro? ¿Tu ya desayunaste?.- habló una mujer con voz de mi mamá

-Si, desayune antes de venir, vaya tranquila.- le contestó la voz de Emilio

Escuché un suspiro y un abrir y cerrar de puerta. El silencio inundo la habitación y sentí una mirada en mi.
Era la primera vez que estaba en una cama de hospital y para mi gusto era demasiado incómoda.
Aun no abría los ojos, sentía los párpados demasiado cansados como para abrirlos.

El sonido de máquina que estaba a lado de mi me desesperaba, por lo que me obligue a ahora si, abrir los ojos. Lo blanco abundaba por lo que me lastimaba un poco la luz, parpadee un par de veces y cuando mi vista se aclaró, me encontré con una bonita vista. Emilio estába sentado en el sillón que estába a mi lado izquierdo, con los pies cruzados mientras se recargaba en el brazo del sillón con la mirada fija en el cuaderno en el que estaba escribiendo pacíficamente

Me intenté acomodar en la cama, pero el dolor en mi estómago hizó que me quejara, llamando la atención de Emilio, quien se levantó en cuanto me vio mover

-Hola bonito.- me sonrió. Me sorprendió el como me apodó, me decía de otras maneras, mas no de esa, lo que hizo que mi sonrojo apareciera sin que yo lo evitara

-Hola ¿que pasó?- frunci el seño por tanta iluminación

-Una herida por un loco, pero estas bien, tranquilo.- me sonrió pasandome su tranquilidad

Asenti con pesadez por que un leve dolor me hizo quejarme

-Oye, hace minutos escuche la voz de mi mamá.- me quedé callado unos segundos mientras me intentaba acomodar para no sentir el dolor que molestaba en mi abdomen-. ¿Ella esta aquí?

-Si, Carlos se alteró y le marco ayer por la noche.- alzó los hombros, al escucharlo, no pude evitar soltar una sonrisa causando otro leve dolor-. Todos nos preocupamos mucho por ti. Créeme que si algo te hubiera pasado, no me lo hubiera perdonado.- tomó mi mano pasando suavemente su dedo en ella

-¿Por que? Emi, tu no tuviste la culpa de nada.- alzé los hombros e intente sentarme a modo de no estar tan recostado

-No, pero yo digo que Vanessa si, Diego dice que tal vez fuimos vistimas de la delincuencia.- me dijo mientras hacia énfasis en la palabra vistima. Comencé a reír en primera por que lo dijo muy serio y por que recordé el vídeo de la señora que meses antes se había echo tan viral

Mi herida comenzó a doler al mismo tiempo que comencé a reir, lo que me hizó que mi risa se transformara en un quejido

-No me hagas reir.- dí un leve golpe mientras el también sonreia-. Me duele

-Lo siento.- dijo sin quitar su sonrisa y haciendo que un leve sonrojo se adueñera de sus mejillas.- Quería ver tu sonrisa, después de el susto que viví ayer, no quiero pensar que pasaría si, esa bonita sonrisa que ilumina mis días, se fuera de mi lado

Sentí el sonrojo apoderarse de mis mejillas, tomé su mano y antes de decirle alguna cosa, el golpe en la puerta nos hizo romper el contacto visual y Emilio soltó mi mano

-Hola, ya despertaste.- dijo mi madre entrando al cuarto

-Hola.- le sonreí mientras caminaba para acercarse a la cama

-¿Como te sientes?.- me preguntó

-Bien... O bueno no mucho, me duele prácticamente cada que me muevo y cada que me rio.- voltee a ver a Emilio quien me sonrió, le devolví la sonrisa para después ver a mi madre de nuevo

-Que bueno.- me sonrió con calidez e hizo un gesto de aclarar la garganta. El silenció se hizo presente

-Iré a decirle al doctor que ya despertaste.- me sonrió y susurró un "con permiso" a penas audible, mi mamá le dedicó una sonrisa y Emilio salió de el cuarto

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora