Capítulo 6

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EMILIO
Los pasos se escuchaban cada vez mas cerca, el pasillo al que me había metido estaba cerrado, en los baños de atrás de los dos edificios ultimos para ser exactos, lo pensaba una y otra vez, estaba seguro que de aquí no saldría sin por lo menos tener dos golpes en la cara y demasiadas lágrimas rodando por mis mejillas

-Vane.. .- escuché el grito agitado de Manuel entrando al baño-. Ya lo encontré- dijo sonriendo burlón

Dicho eso entraron Daniel junto a las dos chicas que lo único que hacían en la escuela era sacar un 7 en clases y molestar a los demás

-Mirate, pareces la ratita de laboratorio que tiene miedo- dijo burlón Daniel

-Quiere llorar, quiere llorar- hablaron Vanessa y Ximena riendo por el miedo que sentía en el momento

-Ven tomaremos nuestras piñata y te dejaremos en paz.- me dijo Ximena tomando mi mano para sacarme de el primer baño de donde estaba metido para llevarme a donde daba el final del baño donde estaba mas amplio, yo me negaba a mover los pies, pero aquella chica parecía que tenía mas fuerza que yo. Me daba pánico por que aquello me recordaba a cuando me escondía de la pareja de mi mamá para que no me tocara

Manuel y Daniel comenzaron a reír y mientras lo hacían, el primer golpe estrello en mi mejilla, causando que me tirara al suelo, el segundo golpe no tardó en llegar, llevando consigo una serie de golpes mas en el abdomen, a veces me pregunto que se sentiría ser alguien normal

Les tenia tanta envidia de la buena a los chicos que en primaria llegaban con una sonrisa en la cara y en las clases presumían que tenían de todo, presumían que sus papás los querían demasiado y que sus hermanos eran los mejores amigos

Los golpes que me daban cada vez dolían mas, golpe tras golpe me preguntaba que pasaría si dejaba este mundo, lo único que podía hacer era taparme la cabeza e intentar hacerme bolita para que los golpes no fueran tan dolorosos. Les gritaba que se detuvieran ya, mientras que ellos solo me decían palabras que ofendian a cualquiera

-¡Hey!- hablo una voz conocida-. Ya fue suficiente ¿no? dejenlo en paz- continuo hablando la voz mientras se acercaba al fondo del pasillo del baño

JOAQUÍN

Había perdido a los que perseguían a Emilio, no es que la escuela estuviera tan grande pero Emilio no me dijo que habían mas salones detrás de los dos enormes edificios de enfrente, tuve que caminar rápido buscando en cada salón por si había alguien hasta que escuche ruidos en un pasillo con eco, al acercarme me di cuenta que eran los baños de la parte de atrás, entre mas avanzaba, se escucha que le estaban pegando a alguien

-Niñita miedosa- dijo uno de los que estaban ahí- ¡Vas! Si eres tan hombre, levantate puto- al acercarme ví que cuando termino la frase, su pie se estrelló con el cuerpo que estaba ahí tirado intentando protegerse

-Hasta crees que se va a levantar, Emilio es tan marica que va a llorar- dijo una chica riendo

-Hey!- hable acercándome para hacer que lo dejaran en paz, es tan injusto que le peguen sin explicación alguna-. Ya fue suficiente ¿no? Dejenlo en paz- me pare enfrente de Emilio que estaba echo bolita en el suelo

Los 2 chicos y las dos chicas que estaban ahí comenzaron a reír sin gracia, parecían retrasados con esas tontas risas

-Vaya, no faltaba su amiguito fresa ¿que? ¿Ya son novios?- dijo riendo la chica que ayer me había jalado para salir del salón

-Solo eso faltaba- dijo riendo otro chico que estaba ahí-. El pequeño Emi nos salio maricón- dijo mientras que se agachaba a tomar la mejilla de Emilio para después dar leves golpes en ella

-No me digas así.- dijo Emilio mientras intentaba levantarse, cosa que hizo que el chico que lo había ofendido, le diera un golpe en la mejilla, haciendo reir a sus amigas

-¡Dejalo ya en paz!- grité haciendo que todos me voltearan a ver-. Que poca madre tienen al estar molestando a alguien que por lo que yo he visto, no les ha echo nada.- cruce los brazos

-Mira, Bondoni.- me dijo la chica de cabello rubio mientras se acercaba lentamente a mi-. ¿Por que si eres Joaquín no?- se rio en mi cara y cruzo los brazos-. Tu aquí, no eres nadie, no sabes nada ni de Emilio o de nosotros

-Así que corre como la niñita chillona que se ve que eres si no quieres que te rompa tu carita bonita- dijo uno de los chicos serio, para este punto, el coraje ya había inundado todo mi ser, me molestaba tanto que me dijeran que tengo miedo cuando no es así y ni me conocen

-¿Si? ¿Tu y cuantos mas?- me burlé de el, causando que su paciencia llegara al limite.

Su puño amenazo con llegar a mi pómulo derecho, aun que fui mas rápido que el y estrelle el mio con su mejilla, estuvimos así, con un forcejeo de alrededor de varios segundos, los golpes iban y regresaban a mi a tal grado de ver que mi labio ya estaba con sangre

-¡Hay bueno ya!- grito la chica de cabello rubio separandonos-. Es aburrido ver que solo se golpean entre si- empujó al chico que me había golpeado segundos antes-. Vámonos Daniel

El tal Daniel le hizo caso, al igual que el resto de las personas que estaban ahí

-Esto no se queda aquí Bondoni- me miro desafiante mientras intentaba recuperar aire

-Ja, ¿quieres que te deje la cara desfigurada Danielito?- me reí con su nombre causando que de nuevo quisiera estrellar su puño con mi mejilla pero la misma chica lo detuvo

-Ya Daniel- le grito y con su mirada asesina, el chico salio de el pasillo mientras tomaba su mochila que no me había dado cuenta que descansaba en la parte de abajo de los lavamanos

-¿Estas bien?- le pregunte a Emilio que ya estaba sentando en el suelo mientras sus lágrimas no dejaban de salir

-Si, gracias- lo ayude a levantar y a caminar, por que no podía pararse por si solo

-Sigo sin entender como es que te acostumbras a esto- le dije para romper el silencio pero el no contestó

Si esto fue solo el día de hoy, no me imagino como ha de ser la vida de Emilio, se ve como un día gris, sin color y literalmente sin vida, me da tanta curiosidad saber de el, me da curiosidad por que es tan tímido y me da curiosidad saber por que esos chicos lo molestan tanto. Y no es por ser chismoso, Emilio se ve como un niño pequeño, uno que tiene tanto miedo de la sociedad que lo único que hace es esconderse para que nadie le haga daño

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Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora