Capítulo 48

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EMILIO

-Yo no se por que le pusieron fruta a la piñata, me cayó una caña en la cabeza.- se quejó Diego mientras entrabamos a la habitación que ocupaban él y Carlos

-Lo hubiera grabado.- se burló Carlos poniendo dulces y una que otra fruta en el sillón que estaba cerca de la entrada

-A mi me cayó esto, dolió mas.- dijo Joaquín mostrando una jícama causando que los cuatro soltaramos una risita

-Tu ganaste mas dulces que nosotros.- reclamó Carlos

-Yo no tengo la culpa de que no te quisieras aventar.- dijo Joaquín viendo sus dulces

Siempre quise estar en noche buena y que no me sintiera incómodo, siempre quise sentirme en familia, quería divertirme, quería estar cantando canciónes y escucharlas sin que me las supiera
Hoy al fin tenía eso, estaba alegre de sentirme bien con mis amigos sabiendo que ellos no me dirían que sienten vergüenza de mi. Las estrellas y la luna brillaban en el cielo nocturno, mamá siempre decía que una de esas estrellas que habia en el cielo, era mi padre, la estrella en la que yo me fije al salir de la habitación en donde estábamos los cuatro, brillaba mas que las demás, sabia que mi padre me sonreía desde el cielo, me permití creer que él fue el que mandó a Joaquín, a Carlos y a Diego junto a mi para no estar tan solo

De nuevo estábamos con todos en la sala, las canciones se escuchaban fuerte, algunas ya las habían repetido mas de una vez. Estábamos terminando de cenar, el reloj marcaba las 12:00 de la noche, uno que otro niño se habían ido a dormir después de que Miriam y Brenda dieran los típicos aguinaldos y una bebida caliente con trozos de fruta y caña

-Joaquín, esa canción, es perfecta para ti, es mas, va dedicada esa canción para ti.- le dije casi en susurro mientras le sonreía, la canción ya estaba yo a nada de aprendermela, la habían puesto al rededor de 3 veces-. Escucha.- sonreí de nuevo -"No hace falta ver sus alas para creer que eres el ángel que dios me mandó, para que me cuidara".- cantamos los dos, Joaquín sonrió apenado al igual que yo, sentía calor en las mejillas. Quería dedicarle todas las canciones cursis que existían, se habia vuelto muy importante para mi en tan poco tiempo, él y los otros dos amigos que tenía

La noche transcurrió cada vez mas rápido, entre mas canciónes sonaban mas le subían al volúmen

-¡Escucha, esa canción es de los chicos que salen en televisión y redes sociales!.- dijo Carlos como niño pequeño al escuchar una de las tantas canciones que cantaba la pareja que estaba conquistando la televisión-. ¡Cantemos!.- gritó sabiendo que los demás no lo escucharían, él y Diego estaban a un lado de nosotros ya que nos estaban obligando a tomar alcohol a pesar de que nos tomáramos el liquido de poquito en poquito

Era divertido estar con la familia de Diego, escuchando las anecdotas que según mi amigo, las repentían todas las navidades, riendo de cada una de las cosas en reflexión que decía el papá o hermanos mayores

NARRADOR

La fiesta llegó a su fin, varios hombres querían devolver el alcohol que habían ingerido, uno que otro estaba de mala copa, gritando y diciendo cosas que al amanecer se arrepentiria y varios primos de Diego ya se estaban empezando a subir a sus habitaciones diciendo que ya era tarde para estar tomando, después de todo, ya pasaban de las 3:00 de la mañana, eran las 3:30 de la mañana

Carlos, Joaquín, Diego y Emilio subieron a sus respectivas habitaciones, entre risas y tambaleos debido al alcohol. Tres de ellos se quedaron dormidos al tocar la cama. La casa al fin se quedó en silencio, un silencio en que solo se escuchaban los grillos y a lo lejos las olas de el mar que iban y venian. Sin embargo, Emilio no quedó dormido al simple contacto con el colchón, él ayudó a sus otros dos amigos a llegar a su habitación y a que no se cayeran en el intento, él no estaba tan tomado como los tres, que aun que tomaban de poquito en poquito, si tomaron bastante

El silencio y el alcohol hizo que los recuerdos aparecieran, eran involuntarios, aun que se obligaba a pensar en otra cosa, esos pensamientos regresaban a su mente. Por un momento cerró los ojos y entonces, su mente y el alcohol en su cuerpo le hicieron una pésima jugada, claramente vió a Eduardo ahí, parado al lado de Joaquín, pero la decoración no era la que tenía el cuarto, era su antigua habitación, su mente hizo que viera a Eduardo y a él estando mas pequeño, cuando ese hombre abusaba de él cada que quería y nadie le decía nada. Sentía que las paredes de la habitación que le habían prestado se hacían cada vez mas pequeñas, quería salir corriendo, gritar y llorar hasta que se quedara cansado, pero no hizo nada de ello

Se hizo bolita en el colchón a un lado de Joaquín, el chico a lado de él siempre lo ayudaba a que esos pensamientos o pesadillas se fueran de su mente, siempre que se dormía con Joaco, Emilio dormía como un bebé, tal vez esa era la razón por la que la noche anterior ni siquiera se sintió tan mal por haber entrado una vez mas a su anterior casa, aun que no durmieron juntos, sabía que Joaquín estaba en la cama de al lado junto a sus demás amigos

De nuevo, las palabras de ese hombre llegaron a sus oidos o mas bien, a sus pensamientos, como si se las acabaran de decir, lo obligaban a tocar partes de un cuerpo que no era suyo, le daba asco el simple echo de recordar. Las paredes de nuevo se hicieron pequeñas, a tal punto que ya su claustrofobia estaba matandolo, se levantó de la cama, tomó las llaves de la entrada y la habitación y salió, una vez fuera de esa casa enorme en la que adentro dormían sus amigos y personas mas, permitió que sus lágrimas inundaran mas sus ojos

Después de un rato, los recuerdos se hicieron cada vez mas constantes, se puso a correr, queriendo encontrar una salida a los pensamientos, quería salir de esa tortura, dejar de pensar en lo sucedido hace años, pero parecía que su cerebro no tenía los mismos planes. Al llegar al mar, todo estaba obscuro, la casa que en donde estaban no estaba tan lejos de la playa, solo lo alumbraba la luz de la luna y varios faros de luz que estaban cerca, Emilio ni siquiera sintió que corrió mas de lo normal. Se sentía atrapado ¿como se escapa de sus propios recuerdos?

Estaba llorando, tanto que sus lágrimas mojaban su cuello, estaba sentado a la orilla de el mar, el agua salada solo tocaba sus pies, quería meterse hasta no tocar el arena, siempre había pensado en la muerte, en que era mejor irse con su padre y abuelos en un lugar donde no existía la tristeza, donde no estaba permitido llorar, donde no había burlas y bullying, un mundo perfecto al lado de sus seres fallecidos, al lado de los hermanos que su madre perdió antes que él.

Emilio estaba nervioso, podía sentir los latidos de su corazón, la taquicardia había comenzado, sentía sudor en la frente y quería gritar. Lo había hecho ya varias veces después de llegar al mar, pero ninguno de esos gritos hacian que dejara de sentir tanto dolor hablando sentimentalmente. Estaba seguro que estaba teniendo un ataque de ansiedad, no le había dado uno en varios años, pero sabía que pasarlo solo, era una de las peores cosas que podía hacer, eso fue una de las cosas que le repetían los psicólogos cada que su madre lo llevaba con un nuevo doctor. No podía pensar en otra cosa mas que en su padrastro y las cosas tan asquerosas que le hacia, sabía que el momento que tanto temía había llegado, ya no podía callar mas, necesitaba contarle a alguien o de lo contrario, terminaría en el mar sin vida por ya no poder guardar el secreto después de tantos años al que juró jamás contar a nadie

Recordó el celular que traía en la bolsa de su pantalón, no lo había sacado después de que se tomó la foto en el árbol de navidad junto a sus amigos, marcó el número de la persona en la que mas confiaba y esperó, el momento había llegado, le contaría a Joaquín todo lo que se había callado desde los 6 años

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Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora