Capítulo 1

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Gabriele Patterson.
13 de Abril, Lunes. 9.00.
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Abotono mi uniforme blanco, bajo la falda blanca que dejo llevar para limpiar y cojo aire cepillando mi ondulado cabello ¿cuándo se irán las ojeras?
Salgo de casa y camino hacia la sede, una vez dentro veo a varias personas sentadas en el recibidor mirando un papel seriamente, el hombre de recepción le levanta la ceja a modo de saludo y paso al cuarto de limpieza.
Agarro todo lo necesario para comenzar por los pasillos y salgo hacia fuera viendo al señor a Oviedo pasar a su despacho tan seco y frio como de costumbre.
~
-No lo mires. -dice una empleada.
-Disculpa. -digo atónita ante sus palabras.
-No le mires, el señor Oviedo es mucho para una simple limpiadora. -se rie.
-Solo he alzadonla mirada y él estaba ahí, no lo he buscado. -me defiendo.
~
Ella me agarra del brazo, la aparto y se rie.
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-Ni lo mires, solo estás aquí de relleno, limpias por donde piso. -se burla.
~
Se marcha de ahi, yo simplemente bajo mi cabeza y comiemzo a limpiar los baños en soledad y silencio, como cada día.
°
13.30.
Paso la fregona por el pasillo acabando mi jornada mañanera, la chica de esta mañana sale de su despacho, me mira y camina pisando lo que acabo de limpiar. Freno y cubro mi rostro ante la impotencia ¿por qué no piensan en que yo tambien trabajo?
Paso la fregona mojando el suelo con mis lágrimas en esta vacia sede, suertudos, ellos puedes ir a comer cuando les plazca.
Camino despaldas moviendo la fregona y tropiezo rebalandome cuando choco despalda con alguien.
~
-Joder, disculpa. -dice tocando su brazo.
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Esa oscura, ronca y profunda voz hace que mi piel se erice, que cada sentido de mi cuerpo se alerte y reaccione al instante poniendome en pie.
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-No importa, señor. -seco las lágrimas de mis ojos.
-¿Se encuentra bien? -me mira el rostro detenidamente.
~
Simplemente me giro para continuar con mi trabajo, su tos hace que me vuelva a girar y alza una ceja.
~
-Usted no debe hablar conmigo. -murmuro.
-Aqui el que manda soy yo, soy tu jefe. -dice riendo.
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Bajo la cabeza, el mira a su alrededor y da un paso hacia mi.
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-Tome, sequese los ojos y quédeselo, no llore más. -dice entregandome un pañuelo de seda.
~
Lo agarro y se marcha observando su teléfono, llevo el pañuelo a mi nariz e inspiro su aroma varonil  ¿por qué ha sido tan caballero conmigo?

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