Para pasar el rato

Capítulo 37

Jesus Oviedo.
25 de Abril, Martes. 21.30.
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Ella toca el cristal del coche llamandome la atención, quito el seguro y entra suspirando.
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-Siento la tardanza. -dice dulce.
-No fue nada. -beso su mano.
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Dejo mi mano sobre su muslo acariciandoselo durante todo el trayecto, ella mira por la ventanilla con su mano sobre la mia y una vez llegamos aparco en un pequeño sótano vip.
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-¿Y esto? -pregunta.
-La gente ya está hablando y no quería crear más polémicas. -explico bajandome del coche.
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Ella baja, entramos al ascensor, se apoya en mi pecho y la rodeo con mis brazos.
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-¿Estás bien? -susurro.
-Es extraño no sentirme sola. -dice sonriendo.
-Estoy contigo bebé. -aseguro.
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Bajamos del ascensor, la llevo a la habitación y una vez dentro sonrie al ver la cama de matrimonio, las dos copas y una botella de champán tal y como pedí.
Me acerco al cajón de la mesita de noche chequeando que dejaron las esposas y sonrio al verlas.
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-Señorita, manos a la pared. -ordeno quitandome la americana.
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Coloca sus manos en la pared próxima a la cama, quito mi camisa y lleno una copa.
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-Bebe. -la pongo en sus labios.
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Ella los entreabre bebiendo y quito la gomilla de su cabello soltandolo.
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-Vamos un nivel más. -susurro.
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Quito su falda deslizandola a los largo de sus piernas, agarro acaricio el elastico de sus bragas y ella coje aire mientras suavemente se las quito.
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-Desnudese. -ordeno mientras camino para llenar la otra copa.
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Me acerco viendo que dentro del cubo donde estaba la botella hay hielo, bien Oviedo, un buen paso más cerca de los azotes.
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-Amo. -susurra ella con voz ronca.
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Me giro observando su desnuda e impoluta figura frente mis ojos, me acerco a ella y la beso con potencia, jalando su cabello y jugando con su lengua.
La tumbo sobre la cama, muerdo su labio y sus ojos dilatados me exigen mucho más.
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-Usted no cumple mis normas. -digo sacando las esposas.
-Jamás las cumplí mi señor. -susurra.
-Merece un gran castigo. -agarro una de sus muñeca.
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La esposo al cabecero, ella me mira fijamente a los ojos, con esa seguridad que tanto me gusta, sabe lo que hace y amo que me haga sentir así de agusto junto a ella.
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Gabrielle Patterson.
Desliza su lengua entre mi palpitante intimidad, cierro las piernas acercandolo más pero su móvil comienza a sonar haciendo que proteste.
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-No lo coja señor, continue conmigo. -suplico.
-Puede ser mi hermano muñeca, está con la bebé. -dice acercandose al teléfono.
-¿Quién es? -pregunto.
-Mi esposa. -protesta.