Capítulo 15

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Gabriele Patterson.
14 de Abril, Viernes. 17.00
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Paso un trapo por su mesa limpiandola, pensando en el fin de semana, levanto los papeles retirando el polvo y volviéndolos a dejar en su lugar. Me agacho limpiando las patas de la mesa y el tablón que tiene delante, el cual no permite ver los pies del señor Oviedo, me pongo en pie y siento sus labios en mi cuello.
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-¿Podría estar ahí cada vez que entre a trabajar? -pregunta riendo.
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Sonrio caminando hacia la bandeja de limpieza, me mira y guardo los productos.
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-Mañana le paso a recoger a las nueve. -dice serio.
-No venga, disfrute con su esposa. -insisto.
-Quiero disfrutar con usted, una cena, una cama... -me agarra por la espalda colocando sus labios en mi oreja. -La nata en su vientre, el caramelo en nuestros labios, el lubricante haciendola saltar mucho mejor sobre mí... -murmura.
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Concentra una humedad en mi sexo que solo él provoca, me gira y agarra mi rostro.
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-Pasaré por usted. -advierte.
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Me voy alejando hasta que, como la última vez, choco con la pared. Agarra mi mejilla, sonrie y me besa con mucha suavidad, buscando mi lengua solo para darme un roce de cariño.
El teléfono suena y suspira separandose de mí.
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-Espere un segundo, no se escapa de otro beso. -susurra.
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Me hace sonreir mientras observo como calina a la mesa, lo coje y suspira.
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Jesus Oviedo.
-Su mujer está aqui, quiere verle. -anuncia mi secretaria.
-Dígale que pase. -digo serio.
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Cuelgo y le digo a Gabrielle algo asustado por su reaccion que haga como que limpia ¿por qué siempre obedece todo lo que le digo si podría habermela liado?
Mi esposa entra en mi despacho, su sonrisa se esfuma al verla pero la beso haciendo que regrese.
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-¿Que ha pasado? -me siento en mi sillón.
-¿Que hace esta aqui? -pregunta.
-Tratala con respeto; ella trabaja aqui y está limpiandome el despacho. -digo obvio.
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Mi mujer comienza a contarme sus cosas, cosas que en realidad no me interesan, mis ojos están fijos en ella, sus movimientos y expresiones ¿por qué siento esto hacia mi empleada?
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-¿Cariño? -pregunta.
-Continúa, estaba con la mente en otro lado, tengo mucho trabajo. -miento.
-Nos vemos en casa. -me da un beso.
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Se marcha, ella continúa limpiando y mi voz hace que frene.
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-Señor, necesito hablar con usted. -se gira.
-Tome asiento. -digo amable.
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Ella se sienta, coloca bien su camisa y cruza las piernas manteniendo su postura recta.
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-¿Podría adelantarme algo del sueldo? Es una necesidad, señor, tengo que pagar la casa para que no me la quiten y debo comprar algo de comida para subsistir hasta que cobre. -explica nerviosa.

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