Capítulo 50

15K 629 3
                                    

Gabrielle Patterson.
18 de Junio, Miércoles. 9.00.
°
Entro en la sede, veo a la secretaria muy ajetreada con papeles y el teléfono en la mano mientras suspira.
~
-¿Qué ocurre? -le pregunto.
-El señor Oviedo ha cancelado todo, su hija a empeorado y no puede irse de allí. -dice estresada.
-¿Sabe bien que ha pasado? -digo preocupada.
-Problemas respiratorios, ya sabe como es el señor, no dice nada de su vida personal. -dice obvia.
~
Me marcho de allí lo más rápido posible, llego hasta el hospital y sin pensarlo me dirijo a la habitación de la pequeña, sé que me necesita y no puedo dejarle solo.
Llamo a la puerta, escucho un "adelante" que me  hace entrar y el verlo llorar hace que lo estreche contra mi cuerpo.
~
-Ya cariño, ella se va a poner bien. -susurro.
~
Él llora, solloza y me mira.
~
-Gracias por venir. -murmura.
-¿Cómo está? -pregunto.
-Muy malita, es tan pequeña y está tan enferma. -dice desesperado.
~
Me acerco, ella rie al verme y toco su cabecita.
~
-Mamá. -susurra.
-Hola cariño. -digo sonriendo.
~
Jesus me abraza por la espalda, acaricio su brazo y me giro.
~
-Cualquier cosa avíseme, estoy disponible las veinticuatro horas. -digo segura.
-Estás hermosa. -alaga.
-Usted tiene que dormir. -digo seria.
-Duerma conmigo. -propone.
~
Me hace sonreir, aparto la mirada y miro a otro lado.
~
-La bebé se recuperará, te lo aseguro. -murmuro.
-Cuando mejore quiero invitarte a cenar, solo por cerrar bien lo nuestro. -propone.
-No, mejor no. -aseguro.
~
Me mira, beso la csbeza de la bebé y suspira justo antes de que salga.
~
-Te amo. -dice.
~
Salgo de ahi, camino por los pasillos y choco con una mujer que al alzar la mirada hace que el mundo se caiga sobre mis hombros.
~
-¿Qué haces aqui? -pregunta fria.
-Venía de una revisión. -digo seria.
-¿De la zona de habitaciones? -pregunta agarrando mi brazo.
-No merece mis explicaciones, suelteme. -digo segura.
-Solo eres una zorra sin dinero, date cuenta. -reprocha.
-Dejeme en paz, yo jamás le falté el respeto. -me defiendo.
-Deja de follarte a mi esposo. -ordena.
-Hago lo que quiero. -respondo.
-Pilar, sueltala. -dice Daniel.

Para pasar el ratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora