Capítulo 40

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Gabrielle Patterson.
26 de Abril, Miércoles. 9.00am.
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Siento unas calidas manos deslizarse por mi vientre, unos suaves besos en mi mejilla y el olor que jamás olvidaré: su aroma.
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-Buenos días. -murmuro.
-No quería levantarte. -susurra.
-No me has levantado, cariño. -sonrio.
-Creo que debemos ir a trabajar. -dice.
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Me acurruco en su pecho, él se rie y besa mis labios con suavidad haciendome abrir los ojos viendo a un Jesus despeinado, con el rostro brillante y cuerpo humedo en sudor; un Jesus humano, tal y como es él.
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-Vamos a vestirnos. -susurra.
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Le llaman nuevamente al teléfono mientras nos vestimos, él lo coge y sonrie.
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-Hola bro. -dice dulce.
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Escucho la vocecita de su bebé y un hermoso brillo adorna sus ojos.
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-Hola princesa. -dice sonriendo.
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Cuelga, lo miro embobada y me pilla haciendo que me acerque a él.
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-Eres un humano más, debes hacer que lo sepan, eres maravilloso y todos creen que eres un capullo. -agarro su rostro.
-A mi solo me importa tu opinión. -dice.
-Te amo. -me abraza.
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"No me dejes solo" susurra con la desesperación en la punta de la lengua, toco su nuca y siento como sus lágrimas mojan mi cuello.
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-Nadie jamás me ha soportado, que si fama, chismorreo, mi amante y nadie quería hacer de madre. -seco sus ojos.
-¡Pero si tu hija es una muñeca! Cariño, tu y yo ¿sí? -susurro.
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Me besa, cierro los ojos y noto cuanto ha sufrido, siento la cantidad de rechazos que ha debido soportar y la cantidad de mujeres que lo han utilizado para un simple polvo.

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