Para pasar el rato

Capítulo 22

Jesus Oviedo.
16 de Abril, Domingo. 19.30.
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Entro en el hospital, la de recepción me observa y al verme sonrio.
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-Jesus Oviedo. -rie nerviosa.
-Necesito su ayuda, hay una amiga ingresada ¿podría decirme su habitación? -pregunto.
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Me mira como si estuviera viendo a un dios, sus ojos brillan y ella está nerviosa cual fan ¿por qué se ponen así?
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-Gabriele Patterson. -indico.
-Sí, habitación doscientos diez. -sonrie.
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Camino hacia su habitación tras coger el ascensor, llamo a la puerta de su habitación y el escucho una voz masculina indicando que pase.
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-Señor Oviedo. -estrechamos manos.
-Señor... -susurra débil.
-¿Qué tiene? -pregunto.
-Anemia, le falta hierro y por lo que se ve ni tiene una dieta regulada. -explica.
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La observo, le doy las gracias al doctor y ella aparta la mirada.
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-¿Por qué ha venido? -pregunta.
-Es mi empleada, me preocupo. -respondo.
-Usted no iría a ver a la de contabilidad si la ingresan. -reprocha.
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Rio ante su expresión, asiento y encojo mis hombros.
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-Cierto, no iría a verla. -encojo mis hombros.
-Sé cuidarme sola señor, llevo años así. -susurra.
-Ahora voy a der yo quien quite la soledad de su vida. -agarro su mano.
-Solo soy su limpiadora, marchese, mañana me tiene trabajando. -dice segura.
-Mañana vas a estar en un hotel que yo le voy a pagar para que esté bien cuidada y alimentada. -dice serio.
-No, señor, porfavor, solo hemos follado y... -me siento al borde de su cama haciendo que se calle.
-Y... -digo serio.
-Y usted está casado, no me cuide, cuide a su mujer y su bebé. -insiste.
-Dejeme cuidarla. -suspiro.
-No, señor. -aparta la mirada.
-Está muy enferma, joder. -digo serio.
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Ella sonrie, agarro su mejilla y beso sus labios con suavidad.
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-Es el único que se ha preocupado por mi en toda mi vida. -susurro.
-Dejeme cuidarla, señorita. -susurro.
-Me reincorporaré lo antes posible. -asegura.
-Callate ya muñeca. -mi voz ronca delata mis sentimientos encontrados hacia esta pelirroja.