Capítulo 7

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Gabriele Patterson.
15 de Abril, Miércoles. 8.50.
°
Me miro en el espejo chequeando que todo este bien, abotono un boton más de mi camisa y bajo para la espera del señor Oviedo.
¿Cómo le miro a la cara después de lo que hice ayer? Siento una vergüenza y nerviosismo que jamás he sentido en mi interior ¿por qué hice tal estupidez pensando en él?
Miro al frente viendo un caro coche acercarse a mi, frena junto la acera y él se baja tan solo con una camisa blanca.
~
-Señorita. -saluda.
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Me abre la puerta del copiloto, le doy las gravias y una vez dentro miro por la ventanilla avergonzada.
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-Se ha puesto preciosa, si me permite el alago. -dice con su profunda voz.
-Supongo que debe fijarse en su mujer, no en mi. -digo coherente.
-Si usted es hermosa ¿por qué no hacerselo saber? -pregunta obvio.
~
Me renuevo incomoda, aparca frente una lujosa casa y me bajo asombrada.
Entro viendo a una mujer rubia, algo mayor para él, en la cocina bebiendose un té.
~
-¿Quién es esa? -pregunta despectivamente.
-Es la mujer que se va a hacer cargo de la pequeña, dejala hacer su trabajo. -dice serio.
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Le sigo hasta una gran habitación en la segunda planta, veo a la pequeña en su cuna aún dormida y sonrio tierna.
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-Si mi mujer le hace algo en cuanto me vea digamelo. -ordena.
-¿Me puede hacer algo? -le hago reir.
-Seguramente le interrogue intentando sacarle algo como que nos hemis acostado o algo así, tonterías. -comenta acariciando la mejilla de su hija.
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Cierra la puerta, se apoya en ella mirandome fijamente y sonrie.
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-¿Jamás lo han comentado lo hermosa que es? -pregunta.
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Me giro nerviosa, miro a la pequeña apoyandome en la cuna y siento su aliento en mi nuca.
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-Suplico su consentimiento. -murmura.
-Señor Oviedo, está casado. -susurro.
-Le atraigo tanto como usted a mi ¿por qué no vamos a quitarnos las ganas, señorita? -pregunta.
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La bebé llora pidiendo su desayuno, él se aleja y rie desesperado.
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-Hasta esta tarde, señorita Patterson. -se despide.

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