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Nos pusimos a jugar un poco por el lugar. Parecíamos dos nenes de cinco años. Jugábamos a la mancha, a las escondidas, etc.
No podía parar de reír y sonreír. La estaba pasando increíble junto a él.

-¿Hacemos una simulación? -preguntó.
-¿De qué? -lo miré rara.
-¡De un concierto! Hagamos de cuenta que tú me invitaste a tu concierto. -dijo y, en un momento, lo pensé en serio. No estaría nada mal que lo invité a alguno de mis conciertos a cantar conmigo.
-Bueno, dale. Me encanto la idea. -le sonreí.

Nos pusimos a pensar en cantar alguna canción en especifico hasta que encontramos la indicada: Mi persona favorita de Alejandro Sanz y Camila Cabello.
Sebastián cantaba las partes de Alejandro y yo las de Camila. Era demasiado gracioso. Movíamos los brazos de un lado a otro, gritando a nuestro -inexistente- público que las mueva también. Simulábamos tocar las guitarras.

De un momento a otro, le saque la remera a Sebastián y empezamos a correr por todos lados. Pero, finalmente, él logro atraparme. Me agarro la cintura y sentí como mi respiración empezaba a fallarme un poco. ¿Por qué eres así? Me dio la vuelta y nuestras narices chocaron. Él iba acercando su boca, a la mía, poco a poco y la piel se me erizo.

-¿Me vas a dar mi remera? -preguntó con voz ronca.
-Ehhh, sí. -tartamudee. Se la dí.
-Gracias. -dijo y se separó bruscamente sonriendo. Quedé un poco atontada. Así que estaba jugando conmigo... Bien, estaba por besar al posible amor de mi vida y, por mis cagadas, no lo hice. ¡Soy una estúpida!
-De nada. -respondí.
-Ups, ¿sabes de qué me olvidé? -golpeo su frente con la palma de su mano.
-¿De qué? -pregunté sin entender nada.
-De mostrarte mi lugar secreto. Donde no lleve a ninguna chica. -dijo recalcando la última oración. Rodé los ojos.
-Bueno, llévame. -dije media obvia. Me agarro la mano y sentí una corriente eléctrica correr por todo mi cuerpo.

Caminamos unos tres o cuatros metros hacia el lugar. El "lugar secreto" era bastante diferente a lo que me imaginaba. Era una estación de trenes vieja, abandonada mejor dicho. Habían dos vagones y, lo demás, estaba, prácticamente, destruido.

-Es bastante diferente a lo que me imaginaba. -dije rompiendo el hielo.
-¿Qué te imaginabas? -pregunto Sebastián.
-No sé, algún mini bosque en la playa, típico de películas. -levanté los hombros.- Igual, me gusta este lugar. -sonreí.
-Sí, a mí también, aquí suelo venir a pensar o escribir. -dijo mirando todo el lugar.
-¿Y cómo lo descubriste? -pregunté.
-Creo que fue la primera semana que llegué aquí, estaba bastante triste por haber dejado mi país natal y salí a caminar por la Ciudad, hasta que me tope con este lugar y, desde entonces, vengo cada vez que puedo. -respondió con una media sonrisa. Empezamos a caminar entre medio de los vagones y nos sentamos en uno de ellos.- Siempre he querido preguntarte esto y siempre lo olvido. -rió.- ¿Cuál es tu mayor sueño en la vida?
-¿Mi mayor sueño? -repregunté.- Mhm, triunfar en lo que más me gusta que es la música. -miré al suelo y sonreí recordando todos los momentos que viví arriba de un escenario.
-¿Y cómo descubriste ese sueño?
-Creo que siempre lo supe, desde que tengo memoria, me encanta cantar. Le agarraba los zapatos, vestidos y maquillaje a mi mamá, y hacía de cuenta que era una de esas cantantes famosas, llamaba a mis amigas y las torturaba haciéndoles peinados, maquillajes y las ponía a bailar o a hacer de coristas, mientras que yo me montaba tremendo show. -reí cuando recordé mis recuerdos de la infancia.
-¿Y qué es lo que te impide hacer realidad aquel sueño? -preguntó mientras se ponía de rodillas.
-Mi papá. -respondí.- Él es bastante sobre protector y tenía miedo de que me pasen bastantes cosas, hace años murieron artistas importantes de nuestro país y a él le da miedo que me pase eso. -suspiré. Por más que ahora mismo este cumpliendo mi mayor sueño, mi papá seguía con aquel miedo, ya que trabajó con muchos artistas y, la gran mayoría, terminó muy mal.
-Bueno, yo digo, que debes perseguir tus sueños, debes arriesgarte. -dijo.- No puedes quedarte atrás y dejar que tus sueños se escapen, vivimos una sola vez en la vida y debemos aprovechar, el momento que nos queda, para hacer realidad todo lo que anhelamos.
-Tenés razón. -sonreí a medias.- Igual, vos también debes seguir ese consejo, ¿no te parece? -entrecerré los ojos y él rodó lo ojos de una manera muy graciosa.
-Bien, voy a seguir mi consejo, lo único que espero es triunfar. -puso una mano en su bolsillo trasero.- Te tengo otra sorpresa.
-¡¿Cuántas sorpresas tenés?! -reí.
-Me gusta hacer sorpresas. -sonrió. De su bolsillo, sacó una colgante que decía "Vip Access Cristina" escrito con varias letras sacadas de revistas. Arrugué la nariz de la ternura y amor.
-Me encanta. -lo miré a los ojos y bese la punta de su nariz. Sebastián se puso colorado y reí de la ternura.
-Espero que lo tengas de recuerdo y, que cuando tengas uno oficial para tu tour, te acuerdes de este. -dijo lleno de sinceridad y esperanza. Lo abracé y duramos un largo rato así hasta que nos separamos.
-Muchas gracias, en serio, es el regalo más hermoso. -pegué el colgante contra mi pecho y suspire de amor.
-¿Quieres ir a la playa? -preguntó.
-¡Sí! Me encanta, siempre espero el verano con ansias para poder ir a la playa. -nos paramos y empezamos a caminar. Por un momento, pare porque mi celular empezó a vibrar demasiado. Lo saque del bolsillo de mi short y vi que tenía más de diez mensajes de ¡Mierda!

10:21
REBECA MANAGER: Cristina buenos días!!!
12:10
REBECA MANAGER: Cristina ya son las 12!
13:22
REBECA MANAGER: Cristina dónde estas?
13:48
REBECA MANAGER: Cristina no estás en el Hotel, RESPONDE!!!!
13:48
REBECA MANAGER: CRISTINA POR FAVOR, MAÑANA HAY CONCIERTO!!!
14:21
REBECA MANAGER: APARECE CRISTINA!!!
14:21
REBECA MANAGER: CRISTINA ESTAMOS MUY PREOCUPADOS!!!!

Mordí mi labio inferior y apagué el celular. Lo guardé en mi bolsillo y caminé rápido para alcanzar a Sebastián. Había olvidado completamente del show de mañana y de todas las cosas que tenía que hacer entre ayer y hoy. Sí, fui a la entrevista y sesión de fotos de ayer. Pero, por la tarde, tenía más cosas y me tomé un MUY buen break. Hoy, tenía que ir a varias radios y programas de televisión, y lo olvidé completamente. Lo que menos me preocupaba, era el show, ya que mañana puedo volver tranquilamente y hacer como si nada hubiese pasado -aunque, de igual manera, arriesgaba un poco mi imagen con aquellos programas de entretenimiento y mi equipo me mataría-.
Sebastián, me saco completamente de aquellos pensamientos al agarrarme la mano. El tacto que siento cada vez que nos agarramos la mano, es único y diferente. Es un sentimiento que jamás sentí en mi vida.
Nos íbamos acercando cada vez más a la playa y la brisa del mar impregnaba en mi cara. Entrelace mis dedos con los de Sebastián y suspire cerrando los ojos.

-Hace mucho no iba a una playa. -camine por un caminito de piedras.
-¿En serio? -preguntó Sebastián. Asentí.- ¿Y eso a qué se debe?
-Al trabajo. -hice una mueca.- Casi nunca tengo vacaciones y, las veces que viajo a otros países, me la paso adentro del Hotel o en restaurantes, pero son muy pocas las veces que salgo a pasear por el lugar.
-Así que es por eso que aceptaste venir conmigo. -dijo Sebastián.
-Sí, a parte, sos el único que conozco por acá. -me di la vuelta y quede frente a frente con él.
-Y espero ser el único para siempre, y, también espero, que seas la única turista a la que tenga que guiar. -puso un mechón de mi pelo atrás de mi oreja. Cerré los ojos ante el tacto.

Nos miramos unos segundos más. Ambos, sonreíamos. El lugar, era demasiado romántico y eso me encanta. Agarre su cara con mis manos y nos fuimos acercando poco a poco al punto de sentir nuestras respiraciones. Y, en menos de lo que canta un gallo, nos plantamos en un profundo beso. Era el beso que más deseábamos los dos -aunque él más, ya que lo evite un par de veces-.
Abrimos los ojos y sonreímos como dos locos, no sé si decirlo como "dos locos enamorados", pero era algo DEMASIADO similar.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora