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Hoy, llega Pepe de España. Estoy bastante emocionada y feliz por eso, lo extraño demasiado y necesito uno de sus tantos abrazos de oso. Me levanté de la cama saltando de alegría. Me dirigí a la cocina para desayunar junto a mi mamá que, para mi grata sorpresa, no estaba.

-Que raro. -dije. Agarré mi celular y marque su número. Tres pitidos después, contesto.
-Hola, Tini, ¿qué paso? -pregunto.
-¡Má! ¿En dónde estas? -pregunté. Agarré una manzana y empecé a cortarla.
-Estoy yendo a el aeropuerto a retirar nuestros pasajes para la vuelta. -respondió-. Voy a estar en casa más tarde.
-¿Por qué? -pregunté un poco extrañada. El aeropuerto queda a unos diez minutos de la casa y, se supone, que en treinta minutos ya estaría acá.
-Pepe tiene que hablar con vos. -dijo seria. Me dio un poco de miedo-. Hablé con él por la mañana y me dijo que es algo demasiado serio. No sonó muy contento que digamos. -remarcó el "demasiado".
-Okey. -dije dudosa-. ¿Sabes a qué hora llega más o menos?
-Supongo que en un rato, es temprano así que en cualquier momento te cae de sorpresa. -dijo y empezó a reír. Pepe, cuando va a mi casa en Buenos Aires, suele caer de sorpresa, haciendo que me convierta en un mar de lágrimas.
-Bueno, nos vemos más tarde. Chau. -corté la llamada.

Me intriga un poco saber qué es lo que tenemos que hablar con Pepe. Para sacar todos mis nervios de encima, decidí poner algunas de las canciones de mi nuevo álbum e inventar coreografías. Estoy bastante emocionada con el nuevo Tour, ya que voy a recorrer casi todo mi país y ese fue siempre uno de mis sueños.
Entre baile y baile, el timbre sonó. Agarre el control de el parlante y lo apagué. Me acomode un poco el pelo y la ropa, y me dirigí a la puerta principal de la casa. Abrí la puerta y mi corazón saltaba de alegría.

-¡Pepe! -grité y me tiré encima de él para abrazarlo.
-Cristina, te extrañé. -susurró en mi cuello. Mis piel se erizo. Me bajo de sus brazos y le plante un largo beso en sus labios.
-Bueno, pasemos. -dije agarrando su mano. Entramos a la casa y nos dirigimos a la cocina-. ¿Querés algo para tomar o comer? -dije abriendo la heladera.
-Un jugo estaría bien. -dijo y empezó a sacarse lo que tenía encima, dejo todo en la silla que tenía a su lado. Serví el jugo en un vaso de vidrio transparente y se lo di.
-Bueno, mi mamá, me comentó que teníamos que hablar de algo. -hablé rápido.
-Ahhh, sí. -dijo. Empezó a tocarse la mano, cada vez que hace eso, es porque esta nervioso.
-Bueno, decime. -dije más nerviosa.

Se paro de la silla. Me tape la mano con la boca y comencé a llorar. No me había imaginado esto ni en un millón de años.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora