18

1.1K 77 26
                                    

Íbamos caminando por las bellas calles de Santillana del Mar, mientras tomábamos un helado. Sebastián iba haciendo chistes bastante malos.
Entre tanta caminata, vimos una feria de cosas artesanales. Mi alma interna de vieja salió a la luz y fui corriendo hacia ahí.

-¡Mira que lindo esto! -dije poniéndome un gorro.

-Te queda hermoso. -dijo Sebastián sonriente.

-A mí todo me queda lindo. -guiñe un ojo. Reímos.

Deje el gorro en su lugar y me puse a mirar por todo el lugar. La arquitectura es una belleza.

-No te quiero asustar. -dijo Sebastián susurrando en mi oreja-. Pero hay una señora que no nos deja de ver desde que llegamos. -me di la vuelta y era verdad.

-Seguro nos reconoció o esta contemplando nuestra belleza. -Sebas rió.

-Como digas, sigamos recorriendo el lugar. -salimos del local. Abrí mi mochila y saqué una cámara.

Saqué fotos a cada casa, pintura, hasta hormiga, que veía. No quiero decir que estoy enamorada de este pueblo, pero estoy enamorada de este pueblo.
La señora que nos estaba mirando, se nos acercó y empezó a hablarnos en un idioma bastante extraño.

-¿Entendes lo que dice? -pregunté a Sebas.

-Iba a preguntarte lo mismo. -rodé los ojos. Apreté fuerte el brazo de Sebas. Tenía miedo.

-Pido disculpas. -dijo acercándose un hombre-. Es mi mamá, ella no es de aquí. -dijo justificando el extraño idioma de la señora.

-No pasa nada. -sonreí-. Pero, ¿qué es lo que estaba diciendo?

-No sé si les interesa. -dijo agarrando de los hombros a su mamá.

-Me interesa. -dije firme-. No pasa todos los días que se te acerque una señora y te hablé en otro idioma, no me suele ocurrir y por eso tengo curiosad. -el hombre resoplo.

-Bien. Lo que estaba diciendo, es que ella ve una conexión entre ustedes dos.

-¿Conexión? -preguntó Sebastián.

-Sí. -dijo-. No sé si conocen la leyenda del hilo rojo.

-Mhm, no. -dije insegura.

-La leyenda dice que todos nacemos con un hilo rojo, invisible. Atado a la persona que amaremos por siempre. Sin importar el tiempo, el lugar o la circunstancia, el hilo se podrá estirar, contraer o enredar. Pero jamás romperse. -suspiro.

-O sea que, ¿él es mi hilo rojo? -pregunté señalando a Sebastián.

-Sí.

-¿Estas seguro? Capaz esta equivocada. -dije temblando. No entendía nada de lo que estaba pasando y Sebastián menos. Estaba más pálido que un papel.

-Mi mamá nunca falla en esas cosas, siempre acierta. -empezó a caminar hacia el lugar donde estaban antes.

Con Sebastián nos miramos sin entender lo que había pasado. Se generó un ambiente bastante tenso. No sabíamos que decir ni que hacer.

-¿Crees lo que acaba de decir la señora? -pregunto rompiendo el hielo.

-No sé. -dije mordiendome las uñas.

-Puede llegar a tener sentido, pero no lo sé. Estoy bastante shockeado. -se rasco la nuca.

¿Acaso será cierto lo que dijo la señora? ¿Sebastián será mi "hilo rojo", el "amor de mi vida o cómo quieran llamarle?

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora