53

837 72 55
                                    

-Te extrañé -dijo Sebastián medio del beso.

El beso comenzó a subir de tono y, fue ahí, cuando me separé. Recuperé un poco el aire y me senté en la cama. Lo miré y vi que él estaba en la misma situación. 

-Lo que estamos haciendo, está mal -dije retractándome. 
-¿Por qué? -preguntó Sebastián-. Es lo que querés y lo que yo también quiero.
-Ya sé, pero, ¿y la chica con la que estás saliendo? -pregunté-. Ella, seguramente, está ilusionada con vos y no me gustaría que le rompas el corazón.
-No te preocupes por Camila, no es algo serio tampoco -respondió.
-Por lo que estuviste contando, querías llevarlo a algo serio -dije-. Ya no soy la misma nena de hace unos años, crecí y no estoy para jueguitos -dije planteando mi situación-. No quiero ponerte en una situación comprometedora, pero vas a tener que elegir y, cualquiera que sea tu elección, voy a estar de acuerdo con vos.
 
Sebastián se quedo un largo tiempo pensando y decidió romper el silencio. Se sentó al lado mío y agarró mi mano. 

-Tenés razón -dijo-. Voy a tomarme mi tiempo, más por vos que por mí, no me gustaría que vuelvas a salir lastimada y tampoco quiero perderte. 

Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Levantó un poco la cabeza y me dio un besito en la frente. Cerré los ojos ante el tacto de sus labios con mi piel y sentí, después de tanto tiempo, las mariposas en mi estómago.  

-Bueno, me voy a dormir -dijo Sebastián levantándose de la cama para irse a la habitación de invitados. Pero, apenas se levantó, agarré su mano, parándolo.  
-¿No querés dormir conmigo? -pregunté un poco tímida. 
-¿Me lo preguntas en serio? -preguntó un poco sorprendido. 
-Sí -respondí-. Si no te molesta, si querés, puede ser solo por hoy -dije rápido. Sebastián, río.
-Sí, linda, no tengo problema -respondió sonriente. 

Le devolví la sonrisa y nos acostamos en la cama. Nos quedamos mirando fijamente y, nuevamente, decidí volver a darle un beso. Me puse sobre él y, a medida que el beso iba poniéndose más intenso, mis manos jugaban con su pecho. 

-Okey, okey, mejor paró -dije volviendo a mi lugar. Sebastián río y me dio un pico.
-Haces muy fácil que me vaya enamorando poco a poco -dijo sonriente.

Rodé los ojos y sonreí. Me di la vuelta, dándole la espalda y sentí una de sus manos posarse sobre mi cintura. Probablemente, voy a sonar muy intensa, pero los sentimientos que empiezan a surgir hacen que vuelva a sentirme una adolescente.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora