60

646 60 22
                                    

Dejé el libro, sobre la mesita de luz, y me acosté en la cama. Sebastián, estaba mirando una serie. Me parecía rarísimo que haya pasado más de cinco meses y aún no la haya terminado.

-¿Qué serie es esa? Siento que la estás viendo hace mil años -dije.
-Grey's Anatomy -respondió concentrado.
-¿Cuántas temporadas tiene? -pregunté curiosa.
-Dieciséis -respondió.
Seguido a esto, se quejó ante una escena.
-¡¿Qué?! -grite-. ¿Y por cuál temporada vas?
-Creo que la once -respondió.

Abrí los ojos sorprendida. ¿De dónde sacó tanto tiempo para ver una serie larguísima?

-Sebas, se acerca tu cumpleaños -dije feliz-. ¿Tu familia va a venir?
-Ah sí, sobre eso tenemos que hablar -dijo.
-¿Qué pasó? -pregunté.
-El contrato con los productores, y demás, termina dentro de un par de días y, luego de eso, voy a tener que volver a Colombia -dijo triste.
-¿Por qué tenes que volver? -pregunté-. Podes quedarte un par de días acá o irnos nosotras con vos.
-Tengo un par de compromisos allá, pero es por un corto tiempo, te prometo que voy a volver -dijo sonriendo.
-Bueno -dije-. Pero, igualmente, vamos a viajar por tu cumpleaños.
Sebastián, río.
-Sí, las vamos a estar esperando -dijo-. Mi mamá está emocionada por conocer a Elena -comentó.
-¿Ah si? -dije sorprendida.
-Sí, dice que es su nieta postiza -dijo agarrando mi mano-. Toda mi familia ya quiere conocerla.
-Me pone muy contenta lo que estás contando, pero no quiero molestarlos ni que sientas responsabilidad de padre -dije.
-A mí no me molesta para nada, Elena es una niña muy especial para mí y siento que creamos un vínculo hermoso -dijo mirando hacía la cuna, dónde se encontraba Elena durmiendo-. Además, el destino las puso a ambas en mí vida por algún motivo.

Pensándolo bien, puede tener razón. Siendo sincera, no creía mucho en esas cosas del destino, y eso, pero, lo que decía Sebastián, tenía bastante lógica. Más allá de que me hubiese encantado de que Pepe esté presente acá, conmigo, y viendo crecer a Elena, el destino puso a Sebastián, nuevamente, en mí camino por algún motivo. Y me da muchísima intriga saber el por qué.

-Te amo -dije sonriendo.
Puso su mano en mí cara y cerré los ojos ante el tacto.
-Yo te amo más -dijo.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora