17

1K 71 9
                                    

Sentí mi mundo derrumbarse. Todo mi alrededor, ya no existía más.

-Es joda, ¿no? -dije al borde de las lágrimas.

-Lo siento. -dijo susurrando-. Pero podemos seguir siendo amigos.

-Si es lo que vos querés. -dije seca-. Tengo que irme.

-Igual yo, tengo una sesión de fotos en Colombia. -dijo alegré. Sonreí.

-Éxitos. -dije-. Chau, nos vemos. -separe el celular de mi oreja y corte. Guarde el celular en mi cartera y acomode mi campera. Me di la vuelta y vi que Sebastián estaba esperándome-. ¡Sebas, pensé que te habías ido!

-No, estaba esperándote para ir juntos. -dijo riendo-. ¿Quién era?

-Pepe. -suspire.

-Uy, ¿y esa carita?

-Terminó conmigo. -dije rápido. Me miro por unos segundos y luego miro al piso.

-Lo siento mucho, linda. -dijo poniendo una mano en mi hombro.

-Me siento mal, muy mal. -dije-. Teníamos demasiados planes, un futuro ya pensado y pasa esto. -mordí mi labio, tratando de aguantar las lágrimas.

-Tranquila. -me abrazo-. Las cosas pasan por algo, capaz él no es el amor de tu vida.

-¿Así? ¿Y quién es entonces? ¿Vos? -dije secandome las lágrimas.

-No digo que sea yo, como ya te dije, las cosas pasan por algo. -dijo recordando lo de Chile.

-Tenés razón. -hice pucherito-. Bueno, ¿vamos a comer? Tengo hambre. -dije agarrandome la panza.

-Bueno, vamos. -rodo los ojos y rió-. ¿Quieres ir a pasear mañana a un pueblito?

-¿Mañana? -pregunté. Él asintió-. Mhm, bueno, me copo. -dije sonriendo.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora