52

745 75 57
                                    

Siento el llanto de Elena y abro los ojos rápidamente. Me levanto de la cama y voy hacia donde está Elena. La cargo entre mis brazos y le doy la teta. Es mi primer semana con Elena en casa y, hasta ahora, la estoy llevando bastante bien, aunque aveces terminé muy cansada.
Cuando siento que ya no quiere más y vuelve a dormirse, la coloco otra vez en su cuna y decido ir a la cocina por un poco de comida. Allí, me encuentro con Sebastián.

-Hola -dije cuando lo vi-. ¿Tenés hambre?
-No -respondió-. Vine solo por agua y vuelvo a dormir.
-Bueno -dije. Puse un plato de fideos con salsa en el microondas y me senté a acompañar a Sebas-. ¿Y cómo va con tu chica?
-Bien, por suerte -respondió-. Espero que podamos llevarlo a algo un poco más serio porque, si no, me mato -dijo gracioso.
-¿Y qué es lo que más te gusta de ella? -pregunté curiosa.

Siempre hablamos de sus citas con ésta chica, pero nunca me habló de ella y me da mucha curiosidad saber más acerca de la misteriosa chica.

-Es muy cariñosa, es muy pegada a su familia y a sus amigos -dijo.
-¿Qué más? ¿Qué hace? -interrogue más.
-Es modelo, tiene veintiséis años y eso -respondió.

El microondas sonó y saqué el plato del aparato. A la misma vez, Elena se despertó, seguramente volvió a despertar con hambre. Dejé el plato en la mesa, para ir a alimentar a Elena, pero Sebastián me paró.

-Tranquila, dije que voy a ayudarte y eso voy a hacer, ¿qué tengo que hacer? -pregunto.
-Dale la mamadera -dije dándole una mamadera con leche-. Voy en un ratito.
-Bueno, te esperamos -dijo Sebastián para, luego, irse corriendo a mi habitación.

Me senté a comer y creo que comí en un tiempo récord. Espero que no sea así para toda la vida porque seguro me voy a terminar atragantado.
Dejé el plato en el lavaplatos y fui a mi habitación. Entré y me encontré con una escena totalmente tierna.

-Tu mami, es una muy buena mamá y te ama mucho -dijo hablándole a Elena en un tono bastante gracioso-. Pórtate bien, o si no, tu mamá se va a enojar y no te gustaría conocerla enojada -dijo y reí.

Dejo a la bebé en su cuna y entré a mi habitación. Ver ese momento tan tierno, de repente, hicieron que me den unas ganas incontrolables de besarlo.

-Seguro, ahora sí, duerma por un largo rato así que... -lo interrumpí.

No aguante y me tire encima de él para darle un suave, y profundo, beso.

Cristina. {Sebastini}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora