ORDEN 36: El final del infierno.

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Dan y Denis comenzaron a atacar de forma sincronizada a aquella bestia que una vez fue humano. Cada golpe que le acertaban le causaba un dolor indescriptible ya que no era una batalla igualada, eran dos monstruos de fuerza que separados no son una amenaza, pero juntos lo eran. Era la primera vez que estos dos hermanos trabajaban en algo juntos, aunque no fuera exactamente lo que uno de ellos estaba pensando desde un inicio. Desde que Dan perdió el respeto de sus compañeros a excepción de Julieta que sigue respetándolo de lejos, termino por ceder un poco a su hermano, intentar comprender porque el era tan feliz sin la necesidad de hacer daño a los demás. ¿Qué era lo que lo hacia tan carismático? Todos los días después de aquella batalla se hacia esa pregunta y comprendía poco a poco que se trataba de que aún se sentía parte de algo, una familia, un héroe, salvar a la gente y estar rodeado de amor. Todo esto fue la formula que hizo que su vida fuera tan agradable, por lo que decidió intentar acercarse a su hermano sobre todo por el incidente de su padre que quedo a la luz de pronto.

—¡Dan! —Gritaba Denis que tomaba los cabellos de Ashton para lanzárselo.

Dan emprendió carrera y salto para luego dar un tremendo golpe que lanzo a la bestia al suelo quebrando las rocas que se encontraban enterradas. Pero el ataque no había acabado debido a que Denis corrió hacia Dan para darle un impulso de nuevo e impactar de la misma forma anterior causándole bastante daño a aquella bestia.

—¿Qué.. carajos...? ¿estoy siendo derrotado? —Murmuro con su grotesca voz casi inentendible, estaba cuestionando lo que estaba ocurriendo. El nunca conoció el sabor de la derrota hasta el día de hoy que Kain lo obligo a tomar la decisión de sacar su poder que mantenía oculto por tanto tiempo. El empezó a tener recuerdo de su adolescencia el como iba entrenando a diario, como su fuerza iba incrementando y a pesar de no tener ningún poder como los demás héroes, el usaba su fuerza bruta para acabar con monstruos, sin embargo el ya era uno de aquellos enemigos a los que se enfrentaba en el pasado.

Ashton estaba siendo atacado de ambas direcciones cuando sus cabellos salieron como látigos y atraparon a los hermanos dejándolos inmovilizados, el se levanto en dos piernas y dejo caer sus manos con todo el peso de su cuerpo agregando la fuerza que le agrego. Los dos recibieron un poderoso golpe, pero rápidamente Ashton se detuvo completamente.

—¡Vamos chicos! —Grito Akari.

Los dos se comenzaban a quitar aquellos cabellos que los cubrían y estaban armándose un plan para acabar de una vez y por todas a aquella bestia malvada.

Natsumi veía como Akari detenía el tiempo de Ashton, pensando en ¿Por qué no usa su modo brasa con ella? Aquel poder que obtuvo gracias a la inyección de incinerador dos veces igual, inmunidad al agua y el frio, pero con el extra de aquel poder que ocupaba el sacrificio de un compañero. Era incluso arriesgado usar dicho modo utilizando a Natsumi como batería, ya que nunca ha sido usado ni siquiera en prueba, pero se conoce debido al instinto del afectado por las células de incinerador, ya que es como si conocieran sus poderes desde que nacieron en algunas ocasiones.

—¿Vamos? —Dijo Denis bastante emocionado por luchar junto a su hermano.

—No me des ninguna orden tonto.

Los dos comenzaron a golpear con todas las fuerza directo a la cabeza, cada impacto comenzaba a crear grietas en aquella piel dura como el acero. Pero no era suficiente. Algunas pisadas con fuerza se escucharon, se trataba de Kain que se había levantado con fuerza de voluntad bastante motivado al ver a sus compañeros luchar.

—¡Acabemos esto de una vez! —Grito Kain que disparaba sus golpes como si fueran balas de metralleta, cada golpe impactaba de forma violenta hasta el punto de destrozarle el cráneo a su enemigo. Los tres se detuvieron tras lograr su cometido y Akari dejo de utilizar su poder, la bestia salió disparada ya muerta, ni siquiera pudo anticipar cuando todo iba a acabar. Lo irónico de aquella vida que llevo Ashton fue que dentro de este combate le entraron unas ganas inmensas de vivir la vida, sentarse al borde de una montaña a beber un poco de vino mientras escucha su música ochentera. Pero la muerte le llego sin aviso y su cuerpo inerte se revolcó en el suelo dejando un gran rastro de sangre.

Safe and burn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora