ORDEN 63: La senda carmesí.

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Por más que comenzara a caminar su cuerpo comenzaba a expedir sangre caliente, que al toque del suelo se transformaba en un aceite negro.

Dos soldados seguían el rastro, veían como caía sangre en la nieve a las afueras del castillo, alguien lo iba dejando, alguien se iba alejando.

Los dos localizando a Kain quien se había caído de rodillas por la perdida de sangre, comenzaba a sentir el frio aire consumir y dañarle los pulmones poco a poco. Si no mantenía la temperatura de su cuerpo, el frio lo mataría como a un incinerador cualquiera.

A punto de atacarlo dos ondas de agua golpearon con gran fuerza a los soldados destrozando sus armas y lanzándolos muy lejos.

—¡Kain!

Era María, quien estaba haciendo revisión de campo, ella no se encontraba presente en el ataque de Dogma, pero sabia que algo estaba mal y por suerte recibió el mensaje de Kain

—Necesito... combustible...

María le entrego de su mochila un gran pedazo de carbón oscuro, uno que era especial para los incineradores, creado nada más y nada menos que por Manant.

Tras darle un mordisco a ese ingrediente sus heridas comenzaron a sanar lentamente y se llenaba de nutrientes.

María veía algo molesta a Kain, aun sentía algo de resentimiento en contra de los incineradores, recordaban como ellos se aprovecharon y se robaron el cuerpo de su amado, pero aun veía con respeto a Kain, al ser el único que es capas de haber absorbido la flama de su novio.

—¿Qué ocurrió exactamente?

—Nos tendieron una trampa... al parecer ellos no quieren tener nada que ver con quienes no sean de su país, pero parece algo muy raro, no nos dejaron ver con su líder y parecían celar eso. Me hace creer que en realidad están escondiendo algo...

—rayos... ahora tenemos como enemigos a todos estos sujetos, bueno a estos samuráis locos.

—¡Ahí están!

Una caraba de más soldados llegaron, pero esta vez en lugar de usar espadas usaban armas de fuego y comenzaban a disparar en contra de ellos dos.

Tras tener una enorme ventaja al estar sano de nuevo, Kain lanzo sus golpes invisibles deteniendo las balas, lanzo un golpe al suelo levantando una nube de nieve. Los dos salieron corriendo.

Sonaba una alarma, varias esquinas de la ciudad tenían unas pequeñas pantallas donde se transmitía información del gobierno. En ella aparecían fotos de Kain y de María, se les lanzo una recompensa por su cabeza de mucho dinero. Muchas personas comenzaron a buscarlos para encontrar una forma.

Ellos corrían muy rápido por todas los tejados buscaba un lugar donde esconderse. Los soldados Animalis con espada los comenzaban a alcanzar utilizando su fuerza y aprovechando su condición de bestia para alcanzar una velocidad y agilidad monstruosa. Algunos olían una planta extraña de color morado que les daban aún más fuerza.

—¡Kain!

María tomo de un brazo a su compañero y lo lanzo hacia arriba, ya en el aire lanzo golpes invisibles manteniendo distancia en contra de sus enemigos. Sin embargo eran demasiados y comenzaban a esquivar muy bien.

Tras caer al suelo se vio rodeando de varios que estaban a punto de rebanarlo con sus espadas, pero pequeños chorros de agua que perforaban sus brazos y destrozaban sus armas los lanzaban.

Safe and burn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora