27. Sirena, parte III - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Parque, Nov. 14:30pm

En lo que corremos en dirección al sitio donde nos separamos de Nikolas y el chiquillo, puedo percibir el terror en la expresión de Micah. Intento mantenerme a su paso, aunque sé que podría correr más rápido si lo quisiera, no quiero perderle también a él y arriesgar a que encuentre a la criatura y sea mordido.

—Dijiste que la sirena busca víctimas en un estado emocional débil —recuerda, con la voz sofocada por el agotamiento de nuestra desaforada carrera.

—Así es. Puede percibirlas, y son atraídas a ello como moscas a la miel —le digo, a sabiendas de que estoy confirmando sus temores—. Ustedes son las víctimas más vulnerables ahora mismo.

Micah apresura la carrera y yo hago lo mismo. Los árboles pasan por nuestro lado como siluetas difusas y pronto puedo ver la ciudad y presiento que podríamos ser capaces de encontrar por aquí cerca al pequeño.

Pero de un momento a otro, me doy cuenta de que estoy corriendo solo y me paro de golpe, mirando a mi alrededor.

—¿Micah? —le llamo, pero no le veo por ningún lado. ¿En qué momento se ha separado de mí?— ¡Micah!

Con su desaparición, experimento un terrible mal presentimiento. El de que la sirena acaba de encontrar a su víctima perfecta.

—¡Maldición! —grito, volviendo sobre mis pasos para buscar a ese estúpido muchacho. Me fijo en las huellas del suelo, donde mis pasos han dejado parches de hierba rota, y regreso hasta donde los de Micah dejan de acompañar los míos y se desvían, y sigo sus huellas hacia donde la arboleda se hace más espesa.

Y entonces les encuentro. Micah está de pie a unos metros de mí, y frente a él, una silueta delgada y pequeña, de fino cabello platinado y grandes ojos rojizos. Es tan genuina, que logra confundirme incluso a mí. Llora y extiende las manos hacia su hermano para que aquel lo cargue. Y Micah da un paso hacia él. Saco el espejo, rápidamente de mi bolsillo, y lo levanto en la dirección del niño. Y un escalofrío me sacude. Lo que hay en el reflejo no es el muchachito de piel nívea, es un monstruo humanoide de piel grisácea, ojos vacíos y una enorme boca de afilados colmillos.

—Ven Micah... —gimotea la criatura.

—¡Apártate! ¡No le escuches! —le grito. Y Micah voltea a verme, vacilante y capta la imagen de la criatura en el espejo. Pero demasiado tarde.

La fiera lo rodea con agilidad, hasta situarse a sus espaldas. Y revela su verdadera y espantosa naturaleza. Me lanzo en su dirección a toda velocidad y desenvaino la hoja de bronce de mi cinturón para prepararla. La criatura sujeta firmemente la cabeza de su presa, y sin piedad le hinca los colmillos en la nuca. Micah carraspea un alarido de dolor.

No tengo mucho tiempo para actuar... ni tampoco hay demasiado que pueda hacer en estas circunstancias. Calculo la dirección de mi golpe y apuñalo a la criatura por la espalda con bastante fuerza como para atravesarla; pero no solo a ella. La hoja sale por su estómago y el extremo de esta se encuentra con el cuerpo de Micah, haciéndole exclamar otro grito.

Sujeto con la otra mano, firmemente a la sirena, rodeándole el pescuezo con el brazo, esperando que la hoja se impregne de la sangre de Micah y entonces, recupero la cuchilla del cuerpo de ambos. El extremo de la hoja, manchado de la sangre infectada del muchacho, es forzado a pasar a través de la criatura, haciendo que aquella penetre en su cuerpo. La criatura empieza a dar alaridos y, finalmente, la sangre emponzoñada acaba por matarla rápidamente, entre retortijones y temblores espásmicos. Tanto la fiera como el muchacho caen al piso. La fiera, muerta y el muchacho, aferrado a su propio torso. Pero vivo, y a salvo del hechizo.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora