32. Preámbulo - Nikolas

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Nikolas - Philadelphia

Fabrica abandonada, Nov. 07:40am


Me resulta curioso ver a Nevi durmiendo a ras del suelo en un lugar abierto con otras personas. No puedo evitar contemplarle dormir por unos instantes. Aunque no ha abandonado esa extraña costumbre de dormir casi sentado y de brazos cruzados, puedo verle más relajado. Se siente a gusto... Quizás demasiado.

Todos los chiquillos duermen.

Me agacho junto a Nevi con cuidado de no despertarlo, arrodillándome frente a él. Me inclinó lo suficiente como para que nuestras frentes casi se toquen. A esta distancia percibo el calor delicioso de su respiración quieta y sólo el sonido de esta y el ritmo de su pecho moviéndose lentamente hacen que empiece a sentir que toda la sangre del cuerpo se me agolpa en un solo sitio.

—Nevi... —susurro para despertarle, y sorpresivamente, no responde, aunque siempre ha tenido el sueño muy ligero. Parece más profundamente dormido que otras ocasiones. No sé si se deba al hecho de que se siente más seguro con la presencia de otros cazadores cerca o si se está poniendo excesivamente cómodo aquí...

Viendo que mi llamado no tiene efecto, me inclino más hasta alcanzar su oreja con mi boca y le introduzco rápidamente la punta de la lengua en el oído.

Su reacción no se hace esperar cuando salta en su sitio, alarmado, cogiendo el cuchillo de su bolsillo trasero y colocándose a la defensiva. Pero su brusco despertar no le da tiempo a regular su equilibrio y cae patosamente sobre su costado, despatarrado y jadeando de la sorpresa, mientras yo me pongo de pie lentamente y contengo la risa llevándome la palma de la mano a la boca:

—Te estás relajando demasiado, Nevi. Alguien podría hacerte travesuras mientras duermes.

Nevi se pone de pie, todavía jadeante y con los labios ceñidos sobre los dientes apretados:

—¡Eres un maldito cerdo hijo de...!

—Shh... —le advierto con el índice contra los labios—. Hay niños presente y gente durmiendo.

Nevi se lanza contra mí, sujetándome por la ropa a la altura del cuello y elevándome sobre las puntas de los pies. Me gusta su pasión. Yo soy más alto, pero sin duda él es más fuerte.

—Te voy a matar un día de estos —gruñe entre dientes, y en voz baja—. O mejor: te voy a cortar la lengua y así me desharé de la mitad de mis problemas contigo.

Cuando me suelta, se introduce un dedo en el oído en un intento de limpiarse mi saliva mientras le observo divertido:

—No despertabas.

—¿No se te ocurrió que quizás podrías moverme? Ya sabes, como una persona normal —gruñe fastidiado, empezando a componerse, arreglándose la ropa y guardando de vuelta su cuchillo.

—No hubiese sido ni la mitad de divertido.

Entonces me observa de pies a cabeza, confuso, y escruta mi rostro como si no comprendiera lo que ve:

—¿Por qué estás vestido así?

Levanto las manos a mi costado para darle una mejor vista y después acomodo el cuello de mi jersey limpio. No es que pantalones y un jersey sean algo fuera de lo ordinario, pero sin duda son un cambio de mis vaqueros viejos y camisetas anchas, o mis camisas viejas. Aunque imagino que lo que más le sorprende es verme usando ropa limpia.

—No podía salir a comprar el periódico en mis pintas normales, ¿verdad? Además... hoy es una ocasión importante.

Nevi me observa a través de sus ojos en rendijas.

—¿El periódico?

Para contestar a sus dudas, saco el periódico enrollado del bolsillo de mi cazadora y se lo lanzo. Nevi lo atrapa en el aire y revisa los titulares

—¿Esto es...? —entonces, su rostro se ilumina y me observa de mucho mejor humor, con el amago de una sonrisa en los labios, la cual yo respondo con una de las mías:

—Nuestra invitación informal. Espabila, coge tus armas y reúne a tus amigos, cielo. Les daremos una sorpresa a mis queridos padres este mismo sábado.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora