42. Plan B II - Byron

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Byron – Philadelphia

Crick Fest Church, cripta – Nov, 00:31


Estoy tirado en el suelo boca abajo, con los brazos sobre mi cabeza. Siento cómo caen rocas y polvo a mi alrededor, y oigo gritos y toses. Me pitan los oídos por la explosión, pero no pierdo tiempo, tomo de nuevo mi pistola y mi recortada y me levanto a la velocidad más rápida que puedo para cerciorarme de que ningún acólito sobreviviente se lance contra mí. La mayoría están muertos, pero aún hay algunos, los que se encontraban más lejos de la bolsa, desubicados, que tosen y no saben qué hacer. Chris se levanta a mi lado y no pierde tiempo en recuperar sus armas. Apuntamos a los que quedan, y cuando estos se dan cuenta de lo sucedido, se abalanzan sobre nosotros con sus puñales en alto, pero se encuentran con nuestras balas que les arrancan la vida.

Al cabo de un par de minutos, todo queda en silencio. Cuando entré en la cripta, no pensaba que la cosa acabaría con treinta hombres muertos. Pero supongo que es lo mejor. Si les hubiéramos dejado vivir, nadie nos asegura que no hubieran intentado contactar con otro demonio, o con el mismo. Nos acercamos al símbolo pintado en el suelo dentro del pentagrama invertido.

— ¿Sabes lo que es? — pregunto a Chris.

Mi compañero niega con la cabeza.

— ¿Cómo dijo que se llamaba? — pregunta él a su vez.

— Baer-ha-Bher — respondo, recordando las palabras del líder.

Chris saca el diario de su padre y empieza a pasar las páginas, buscando el nombre del demonio o el dibujo del suelo, pero, por su cara, veo que no tiene éxito.

— Nada – murmura. — No hay nada.

— Tal vez Bob sepa algo – aventuro, sacando mi móvil.

Activo la cámara y hago una foto del símbolo satánico. Un par de piedras caen del techo, acompañadas de más polvo.

— Deberíamos salir de aquí antes de que todo esto termine de derrumbarse – sugiere Chris.

— O antes de que venga la policía – añado a mi vez.

No me molesto en ir a por mi bolsa, en ella solo había pólvora. Decidimos dejar el símbolo en el suelo y no borrarlo. Con suerte, si algún policía mete las narices, podrá pensar que la explosión ha sido un sacrificio en masa de un montón de sectarios pirados. Salimos por donde hemos entrado, sorteando piedras y cuerpos sangrantes, hasta llegar a la iglesia y, de allí, salimos al exterior. Keeper nos recibe nervioso, y le acaricio el lomo para tranquilizarle y asegurarle que estoy bien.

— Menuda pérdida de tiempo – refunfuña Chris, tirando su bolsa en el maletero descubierto de su pick-up.

Chasqueo la lengua. La verdad que sí ha sido un chasco; no hemos descubierto nada sobre John Scott y puede que yo haya perdido mi rastro sobre Salazar. Pero confío en que Bob sepa algo sobre el símbolo, el demonio o la secta. Es nuestra única pista. Keeper se sube al asiento trasero cuando le abro la puerta, yo en el del copiloto y Chris en el del conductor. Arranca el motor y nos ponemos en marcha de regreso a Philadelphia.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora