15. Whitey I - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Parque, Nov. 01:50am


Me llevo el índice a los labios y con la otra mano le hago una seña para que guarde silencio y me quedo inmóvil intentando escuchar otra vez. Solo puedo sentir el silbido del viento, pero al cabo de unos segundos, trae consigo el sonido suave de una voz infantil. Proviene de entre los árboles que bordean el camino.

Extiendo la mano hacia el otro chiquillo indicándole quedarse donde está y echo a caminar hacia la arboleda, debatiéndome en si debería ser cauteloso, en caso de que se tratara de algo más que no sea precisamente un niño, o si correr en el caso de que lo sea, y esté en apuros. Me decanto por lo segundo y aumento la velocidad de mis pasos.

La luz de las farolas de la calle se pierde a la sombra de los altísimos árboles y mis sentidos se ponen en alerta. El llanto fluctúa entre gimoteos y sollozos quietos. Examino los alrededores con cuidado y sigo el sonido del llanto por donde aquel me guía. Lo pierdo un par de veces y vuelvo a encontrarlo yendo en la dirección contraria, hasta que soy capaz de escucharlo con más claridad, al punto en que soy capaz de oírlo a unos pasos de mí. Ya sé de dónde proviene, y aquel me lleva hasta el tronco de un gran árbol. Al empezar a rodearlo, no tardo en encontrar el origen del sonido. Lo primero que aparece ante mí es una cabeza cubierta de una espesa mata de cabello completamente blanco, idéntica a la del hermano mayor que le está buscando. Parece ser un chiquillo de no más de unos diez años. Se encuentra ovillado sobre sí mismo y los brazos le tiemblan frenéticamente, no sé si por causa del frio, de miedo, de la fuerza con la que abraza sus piernas o todo en conjunto. Extiendo una mano para alcanzar su hombro y en cuanto le toco, el chico se da la vuelta rápidamente:

—¿Micah? —murmura, y aparecen ante mí un par de vivaces ojos casi translúcidos, de color rojizo pálido. Me desconcierta casi en igual medida en que parece que yo le he desconcertado a él.

Su rostro pasa del miedo al pánico en cosa de segundos y le tiembla la barbilla.

—De manera que tú eres el pequeño revoltoso —le digo intentando moderar el volumen de mi voz—. Dime ¿estás lastimado?

Lo siguiente casi consigue tomarme por sorpresa, el muchacho se levanta de su sitio de un salto y echa a correr, pero antes de que consiga avanzar demasiado, le doy alcance y atrapo su delgado brazo para detenerlo, y la velocidad de su carrera le hace rebotar hacia mí y tropezar, tambaleándose a punto de caer.

—Espera... ¡No huyas!, ¡no te voy a hacer nada! —intento tranquilizarlo mientras batallamos.

De pronto, una segunda mata de pelo plateado pasa corriendo junto a mí

—¡Abel!

—¡Micah! —chilla el niño y se abalanza contra el mayor, quien cae de rodillas frente al chiquillo, y envuelve su delgadísimo cuerpo con sus brazos apegándolo a sí mismo sin decir nada. 

El menor llora tan fuerte que se estremece de forma desgarradora. Viéndolos juntos, son idénticos. Uno más adulto, y sus ojos son diferentes, pero son igual de pálidos y tienen el mismo cabello platino. 

Es una perfecta pareja de hermanitos albinos. 

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora