19. La fábrica II - Micah

414 102 23
                                    


Micah - Philladelphia
Fabrica abandonada - 02:30am


El sujeto se queda mirando a mi hermano por un tiempo algo largo y luego levanta hacia mí forzando una sonrisa nada natural.

—Presentaciones... De acuerdo, veamos... —masculla cerrando los ojos unos instantes, de manera ceñuda y apretando los labios, como si intentara recordar algo. Más tarde extiende la mano hacia mí—. Soy el grandioso doctor Nikolas Gustav —dice, arrojando a Nevi un vistazo por el rabillo del ojo en amago de burla—. Buenas noches, encantado de conocerlos, no, insisto, el placer es mío, para servirles, sean bienvenidos, blah, blah, blah... En fin, ya conocen el protocolo. 

—¿Doctor? —repito.

—No de los que sanan, precisamente —observa Nevent a sus espaldas, poco impresionado.

—Aún así podría enseñarte una cosa o dos acerca de anatomía, y de forma desinteresada... —El hombre rubio guiña en dirección de Nevent, haciendo que este tuerza profundamente el gesto y menee la cabeza apartando la mirada.

Le miro sin saber qué decir ¿Este sujeto es un doctor? Nevent nos advirtió que no era del todo una persona corriente... Aunque omitió mencionar explosiones y cabezas cercenadas.

—Si molestamos... podemos irnos —digo, en parte esperando que lo corrobore y nos permita marcharnos; aunque en el fondo sé que salir a las calles con dos criaturas sobrenaturales sueltas no es la mejor idea.

—No es como si tuviera otra opción; ya están aquí —dice él, alejándose de nosotros para volver a sus asuntos, sobre el mesón—. Pueden quedarse; sólo no toquen nada. O los desmembraré.

Trago saliva, pero antes de que pueda decir algo, Nevi se echa a reír forzosamente:

—Tiene un enorme sentido del humor, ¿eh? —me pregunta con un codazo, y cuando volteo a ver al señor Gustav, él distiende sin mirarnos una sonrisa tensa que no llega a sus ojos—. Está hecho entonces. Y ya es hora de que me vaya; ya debería estar a kilómetros de aquí —añade Nevent, dándose la vuelta para irse. 

Asiento, resignado. Nevent ha sido amable en darnos un sitio donde dormir y no nos queda de otra que agradecerlo, aunque el hombre rubio no parezca estar del todo feliz con nuestra presencia. 

—Nevent... —le detengo, antes de que se vaya.

—¿Qué pasa?

—Este hombre —mascullo por lo bajo para que no me oiga— ... ¿es de fiar?

—Confía en mí —dice Nevi, para mi sorpresa, con una gran seguridad—. Es en serio, no tienen nada que temer. Puede que esté un poco tocado, pero... no mataría una mosca.

—¿Volverás aquí?

—Es probable, pero no sé cuándo. Pueden irse por la mañana si gustan. Les convendría dormirse pronto. Quedan menos de cuatro horas para que amanezca.

Exhalo, aun no del todo seguro acerca de lo que voy a decirle.

—¿Aún querrás ayuda para encontrar a esa criatura?

Nevent se voltea en redondo a verme, súbitamente interesado:

—Sé claro ¿tienes algo que decirme?

—Por esto, y... bueno, por todo lo que hiciste por nosotros... quiero ayudarte.

Nevent da una cabeceada lenta y luego un suspiro apesadumbrado.

—Ahora es un poco tarde, Whitey, pero me lo voy a pensar. Si te encuentro aquí cuando regrese, hablaremos. Y no se dejen intimidar por Nee; no les hará daño. Solo manténganse en el extremo más alejado de la fábrica y no interfieran con él.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora