38. Un cachorro en casa - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Fábrica - 1:16 am

Cuando llegamos a la estancia principal, de madrugada, me alivia ver todavía allí a Micah y a Abel. Micah está despierto; pero Abel duerme. Echo un vistazo a Caleb a mis espaldas. ¿Cómo he acabado cuidando de tres críos?

En nuestra pandilla, los mayores cuidábamos de los pequeños. No es mi primera vez velando por chicos más jóvenes. Es la razón de que hoy en día sencillamente no pueda hacer la vista gorda ante muchachos sin ninguna opción. Pero nunca hubiese creído que acabaría cuidando las espaldas de un posible licántropo. Sobre todo cuando es muy probable que la criatura que asesinó a mis hermanos haya sido uno... o incluso si estaba relacionada con el que le hizo esto a Caleb... Intento no pensar en ello de momento.

Micah me mira con sorpresa cuando atravieso la habitación frente a él.

—Has regresado —masculla.

—Yo siempre regreso, Whitey —Me dirijo a Caleb, quien observa a los chicos con asombro. Como si fuese la primera vez que hubiese visto nada igual—. Tranquilo, son humanos normales; sólo que desaturados. Micah, y su hermano pequeño, Abel. Muchachos, este es Caleb —les digo a ellos, en una breve introducción. 

Los mayores se dedican un saludo breve. Me dirijo entonces en voz baja a Caleb.

—Primera advertencia, Spike. Estos chicos no son bocadillos, ¿entiendes? Están en una situación complicada, igual que tú.

—No voy a hacerles ningún daño.

—Confío en que no. Ahora... es tiempo de que conozcas a la verdadera razón de que te haya traído aquí —le revelo e indico seguirme, a lo cual obedece sin decir palabra.

Busco a nuestro casero en cada habitación de la fábrica, y le encuentro al fin echado en una silla, apoyado contra la pared junto a una mesa, en el rincón de una de las habitaciones. Tiene las ventanas tapadas con cartón y cinta aislante, y una lámpara de escritorio vieja, su única iluminación, le perfila los afilados rasgos. Tiene en la mano una pistola pequeña. Cuando entramos por la puerta, Nee dirige el cañón hacia mí y Caleb se sitúa tras mi espalda por reflejo, levantando los brazos y luego cubriéndose la cabeza.

Sin inmutarme entro en la habitación, aunque veo que Caleb vacila detrás de mí, inseguro sobre seguirme, y en cambio se queda en la puerta y le escucho susurrar un "¡qué haces!" cuando me dirijo al lunático que nos apunta. Me pongo justo frente a Nee. El cañón del arma que sujeta apunta directamente a mi rostro.

—Aparta eso de mi cara.

—¿O qué?

—Quizás te lo quite y te lo meta en el trasero.

Nee sonríe, sosteniéndome una de sus miradas extrañas y baja el cañón, dando golpeteos con él sobre su palma ahuecada:

—Quizás te deje.

Ruedo los ojos, exasperado.

—Necesito hablarte.

Nikolas mira a mis espaldas y repara en Caleb, y yo me hago a un lado para darle una mejor vista.

—¿Otra cabeza?

Me desplazo a espaldas del muchacho y le rodeo los hombros con un brazo.

—Esta fue fácil de conseguir. Te había prometido la de un lobo, ¿no es así?

Caleb me arroja una mirada ansiosa y llena de terror. Este retrocede tan rápido que su espalda golpea contra el umbral de la puerta y Nikolas y yo estallamos en risas. Entonces, rodeo otra vez los hombros del chico, obligándole a avanzar.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora