El sueño de Alan// 7. Dulces Sueños

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"¡Te veo en Disneylandia!"

El Merodeador Nocturno.

Dakota.

Tengo miedo, sería hipócrita si dijese que no.

La puerta trasera de casa está abierta, y la de mi habitación también, no paro de repetirme entre temblores que soy una inconsciente, que estoy dejando entrar en casa a un desconocido, que no he visto jamás, que puede hacer mucho, muchísimo daño a mi familia.

''Si no obedeces, seré muy malo contigo''

No tengo otra alternativa.

El frío que desciende por la escalera entrando desde el exterior, me tiene congelada, no puedo dejar de mirar hacia la puerta, papá y mamá dormitan tranquilos en su habitación, solo espero que ninguno de ellos se levante.

Oigo entonces unos pasos pisar la hierba fresca exterior, la respiración se me clava como un puñal en el pecho y solo espero no haberme equivocado.

Es el hombre que lleva un año llamándome por teléfono, escuchándome, consolándome, el único que ha podido de cierta forma, colmar el vacío de Alan, mi intuición no puede estar tan equivocada.

Pero sé que mi juicio no es del todo correcto.

Oigo la puerta exterior cerrarse muy despacio, veo como una sombra alta y masculina se refleja en la escalera, trago saliva tratando de aliviar la sequedad de mi garganta, no puedo, mis temblores cada vez son más intensos.

Veo sus pies comenzar a descender, va entero vestido de negro, su cuerpo es esbelto y musculoso, su sudadera, también oscura, es mucho más ancha de lo que debe ser su ropa normal. Veo que saca su mano del bolsillo de esta, observando un afilado y enorme cuchillo.

Tiene muy buen físico, pero estoy acobardada.

Gimo contra la colcha, arrullándome en ella, viendo como se va acercando, tiene una máscara puesta, es como esas máscaras de gas que se usan para los rollos nucleares.

Se queda quieto, frente a mi, con el cuchillo pendiendo entre sus dedos y las piernas ligeramente abiertas, se agacha lentamente hasta tener la máscara frente a mi rostro, yo no puedo verle, pero él a mi si.

-Hola, nena.

Me quedo sin habla, lentamente, muy despacio, me incorporo, sentándome en la cama, quedándome frente a él, soy consciente de que hay un desconocido, asesino y demente en mi habitación, que estamos a oscuras, con la puerta cerrada, y que mis padres ignoran todo esto.

-Hola...

El cuchillo se acerca a mi cuello a lo que jadeo, cerrando los ojos, apretando los párpados, lo cuela en el tirante de mi camisón, haciendo que se corte, mi hombro queda desnudo.

La hoja acaricia toda mi piel, descendiendo hasta mi codo, mientras gimo suavemente tratando de contener los sollozos, esta vuelve a ascender, parándose en mi garganta, jugando con el filo contra mi piel.

-Eres muy guapa.

-Gra...gracias.-Trago saliva.

Él se pone de pie, a lo que admiro su gran figura, es tan alto. Sus manos envueltas en unos guantes negros van hacia mi rostro, acariciándolo, cuando menos lo espero, agarra mi pelo apretándolo con fuerza, haciéndome gemir de dolor, mientras el cuchillo se clava lentamente en mi cuello, haciendo una pequeña incisión que apenas duele y que libera una fina hilera de sangre.

Él atrapa algunas gotas en la hoja, lanzándome contra la cama, mientras admira la intensidad del color rojizo, yo me mantengo quieta, contra el colchón.

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora