Capítulo 17: El hombre extraño

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Alan

Poner un pie en la casa de los James hace que me desestabilice más que al estar en mi propia casa, algo extraño.

En casa, donde se originó mi tormento, donde tuve todas esas vivencias traumáticas, y donde mi padre puso fin a nuestra familia y ''feliz'' vida, sigo notándome a salvo, como si yo fuese parte de ese ''horror'' que se mantiene incluso impregnado en las paredes.

Supongo que se debe al hecho de que pese a todo, siempre me sentí amado por mis padres, lo contrario a este lugar, en el que viví siendo la sombra de Evans, aunque él no tuviese nada que ver y fuese un niño encantador. Los James, para mí, eran puros demonios.

Pero mírenme ahora, ya no queda nada de ese niño asustadizo, que se escondía en cada esquina de esta miserable casa. 

Ahora, soy el rey del mal.

—Ponte cómodo.—Invita Evans, a lo que me dejo caer sobre su cama, en cuanto hemos llegado a su habitación. —¿Recuerdas cuando te escondías debajo y esperabas silencioso a que estuviese a punto de dormirme para asustarme? 

Una sonrisa se plasma en mi rostro.

—Lo recuerdo, gritabas como una niña.

—¿Y quién no? Creía que eras un monstruo, joder, ¿es que a ti no te aterraban los monstruos? 

Parpadeo mirando la lampara del techo.

—No, yo deseaba ser uno.

—Pues has fracasado.—Me lanza una lata de refresco, él abre la suya y la lleva  a su boca, sentándose en la silla del ordenador.—Porque estás buenísimo.

—Am....¿podemos ignorar tu homosexualidad mientras estemos juntos? 

—Bisexualidad.—Corrige.

—Lo que sea.— Bufo, sentándome a la orilla de la cama.—¿Cómo estás? ¿Han vuelto a meterse contigo? 

Él rueda los ojos, niega y se encoje de hombros.

—Evans... no me mientras.

—¿Y qué arreglaría con decirte que me joden la vida día sí y día también? El colegio fue una mierda, el instituto es una mierda y la universidad será una mierda.

—Pues no vayas.—Digo sin más.— ¿Por qué malgastar el tiempo en algo que te hace pasarlo tan mal? Ya te has graduado, deja la prepa, y busca un curro.

—¡Ojalá Alan!—Exclama, con desespero, sus finos dedos juegan con sus marcados abdominales, el chico trabaja su cuerpo.— Pero ya sabes como son nuestros padres.

—Tus padres.

Evans cierra la boca, mostrando una expresión de disgusto.

—Eh, tú para mi, si eres un hermano.—Trato de arreglarlo.

Él suspira.

—Yo nunca te vi como uno, sinceramente. —Apuñala.

—Waaao....—Aplaudo.— El niño fresa aprende a ser malo, por fin veo algo de luz. 

—No, idiota.—Se ríe, dejando su cuello caer hacia atrás, su flequillo despeinado luce sobre su frente.—Yo te veía como a... no sé, mi príncipe azul o así.

Mis cejas se alzan, a lo que mi cuerpo se tensa.

Schizo no dice nada y eso solo tiene una razón ''se ha acojonado''. 

—¿Príncipe azul? Te amargué la vida, ¿qué eres? ¿masoquista? —Me río, lanzándole una bola de papel, él la atrapa al vuelo y me la devuelve.—¡Eh! No me gusta que...

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora