Capítulo 20: Dennis

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Dennis

Suspiro. 

Mi puño se alza, y lo vuelvo a bajar, siento que no tengo valor.

Pero es que... es la excusa perfecta, el momento perfecto, sino ahora ¿cuando? 

Decido dejarme de tonterías y hacerlo de una vez.

Toc.

Toc.

Toc.

Se oye silencio, las luces de la casa se muestran apagadas, temo que no haya nadie. Justo cuando estoy a punto de irme, oigo un carraspeo de garganta que me hace detenerme.

La puerta se abre, y el chico más guapo que he visto en toda mi vida, me mira con cierta decepción.

Mi estómago cerrándose. 

—Hola.—Saludo, cortado.

—¿Dennis? ¿Qué te trae por aquí?—Evans me mira con extrañeza.

Trago saliva.

''Tener una excusa para estar contigo, idiota , ¿qué si no?''

—¿Puedo pasar? Sé que no somos amigos, y que es un poco loco, pero...—¿Pero qué? No soy capaz ni de terminar la frase.

—Sí, dale.—Se hace a un lado, invitándome al interior.

Evans James me está invitando a pasar.

Suspiro profundo tratando de oxigenar mi cerebro, pues tengo mareos.

Vamos, Dennis, llevas soñando con esto mucho tiempo.

Cuando estoy en el interior , él me hace un gesto para que le acompañe, su madre saluda desde la cocina, está en silencio, pensativa, y con la luz apagada, la situación resulta un tanto llamativa y turbia.

—¿Tiene depresión?—Pregunto en voz muy bajita, siendo conducido hasta su habitación.

Evans es malditamente guapo, tiene unos ojos que hechizan, un abdomen duro, unos brazos fuertes, y un culo...

Por no hablar de ese pelo rubio siempre alborotado, que le da esa pinta de niño malo, además de sus piercings, en la ceja, en la nariz y otro en la lengua.

Simplemente, me enloquece.

—Bah, es una loca.—Dice sin más a lo que no puedo evitar reírme. ¿Por qué habla así de su madre? A mi me preocuparía ver a la mía en ese estado.

Aun así, los James son extraños, hay muchas leyendas urbanas sobre ellos, y todo viene influenciado por Alan. 

Cuando entramos en la habitación, Evans cierra la puerta, dándome permiso para sentarme en la cama, no sin antes estirar la manta y apartar su ordenador portátil.

Me siento tratando de parecer normal, y que no se note que me estoy muriendo de la vergüenza, él se tira desvergonzado a mi lado, con las piernas abiertas y ese enorme paquete marcándose, sus manos van detrás de su nuca, mirándome con una expresión neutra.

—¿Y? ¿Qué te trae por aquí? 

Mierda...

Tengo la garganta seca.

—Bueno...verás...es que...—No sé ni por donde empezar.— Mis amigas de la infancia eran Camila y Dakota, bueno, lo fueron en la adolescencia incluso, hasta que desaparecieron, junto a la perra de Morgan, que aunque la odie, me ha dado pena su desaparición.

Evans piensa en silencio, luego asiente.

—Nunca te he visto con chicos.—Dice después de unos minutos.

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora