Capítulo 9: Luna

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Luna


—¿Qué quieres? —Le oigo decir al otro lado del teléfono, observo que el pasillo está vacío, a lo que cruzo para ir a mi habitación en el burdel, en la cual me aseo, duermo, arreglo, etc. 

—Ha estado aquí.—Me siento sobre la cama, cruzando las piernas, mientras con la mano libre que no sujeta el teléfono me deshago de la peluca, dejando libre mi cabello rubio, no tan largo.

—¿Alan? 

Su voz se agita, noto como el profundo odio que siente por él puede incluso atravesar el teléfono.

—Le apunté directamente a la frente, estuve a punto de matarlo.

—No lo quiero muerto.

—Por eso no lo hice.—Respondo.

—Luna, ¿qué hacía él allí? 

—Dijo que venía en busca de sexo.—Explico, encendiendo un cigarrillo.

Risas.

—Dejé la tarjeta del pase VIP allí a consciencia, sabía que creería que es una pista para encontrarme, pero solo quiero conducirle a ti, aun así, ten cuidado Luna, es peligroso, no le subestimes. 

Ruedo los ojos.

—Solo es un enfermo mental.

—¡Es un puto demonio, Luna!—Me grita desde el otro lado, a lo que me debo retirar el teléfono algunos centímetros.— No sabes a lo que te enfrentas, solo ten cuidado.—Insiste, con un tono más suave.

Mis labios se curvan.

—Solo dime qué deseas que haga.

—Debemos seguir con el plan, Alan tiene que creer que tú eres Dakota.

Frunzo el ceño ligeramente, sacando un espejo de entre mis cosas para mirar mis labios en estos, retoco con el brillo labial.

—¿Quieres que lo seduzca? 

—La está buscando desesperadamente, y si cree que la ha encontrado, dejará de buscar a la verdadera, necesito ganar tiempo hasta tenerla, entonces, Alan será mío, y podré destrozarle por lo que me hizo. 

Trago saliva.

—¿Y si me descubre? 

—Te matará, Luna.—Responde sin más.—Y no será una muerte agradable, en absoluto, así que hazlo bien.

Cuelgo, dejando el teléfono en la mesita de noche, me dejo recaer sobre el colchón unos minutos, con la mente en blanco. 

Alan...

Sus ojos me resultan misteriosos, es un chico intrigante, pero no estoy segura de que sea tan peligroso como mi jefe dice, creo que está loco, y todo es producto de su imaginación. Aun así, voy a seguir haciendo lo que se me ordena, me gusta hacerle daño a las demás personas, soy feliz así. 

Alguien golpea la puerta de mi habitación, a lo que rápidamente me levanto para abrir, observo por la mirilla un cabello rojizo, liso, corto por la nuca. 

—¿Qué coño quieres? —Pregunto de mala gana, apoyándome en el marco de la puerta.

—Yo...¿puedo pasar?—Gardenia me mira, con la expresión agria, tiene los ojos llorosos, odia este trabajo, y yo la odio a ella.

Es la niña mimada del dueño del burdel. Entré a trabajar aquí hace cuatro meses, pero no es más que un papel para poder acercarme a mi objetivo.

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora